13 de julio de 2007

"Grandes" Vidas Cicladas

El otro día hablaba con un amigo y me comentaba todas las artimañas que hay para “parecer” un hombre fuerte y sobre todo musculoso.
Pero también me contó que por su trabajo conocía muchas de estas personas que viven y se desviven frenéticamente por su cuerpo. Ya no para tener algo más en su vida sino para construir su vida sobre ello.
En un momento me relata la historia de un cliente que se “ciclaba”. Esto es inyectarse productos químicos para obtener cuerpos espectaculares. Claro está que no son sólo estos los que toma, también aminoácidos, proteínas, ciclos de hormonas de crecimiento, etc. El hombre tenía un cuerpo espectacular, perfecto y de hecho trabajaba con él vendiéndolo/se sexualmente por dinero.
Sus ojos ya estaban amarillos por el deterioro
que mostraba su hígado según los análisis médicos. Pero la frase más significativa y preocupante, fue la que contestó cuando le dijeron que si no dejaba de tomar anabólicos no duraría mucho en este mundo:
“Los seguiré tomando hasta que me muera. Prefiero seguir teniendo este cuerpo mientras viva a seguir viviendo sin él”
Luego mi amigo que lo solía ver todos los meses, nunca más lo vio.
Esa frase fue tan significativa... Su vida parece ser que valía o había cobrado valor sólo y únicamente con ese cuerpo.
Como si con palabras mudas esa persona dijera, sólo soy este cuerpo, ni mi inteligencia, ni mis sentimientos, ni mis capacidades valen para nada porque considero que no las tengo. Lo único que encuentro que “valoran” en mí, es esta coraza que oculta todo lo que pienso que no soy, que no tengo y que no puedo. Ya que sin esta coraza, nadie sería y si no sería nadie, estaría muerto. De alguna manera remontándose a un lugar muy infantil donde su cuerpo era suficiente para ser adorado frente a los ojos de los demás. Con lo cual perder este cuerpo es lo mismo que morir.
La realidad, a veces irónica, nos presenta situaciones contradictorias. Donde vemos arquetipos de fuerza, es donde encontramos las mayores debilidades. Como ya comenté en “Armaduras”, parece ser que toda esa coraza es inversamente proporcional a aquello que oculta.
¿Cómo llegó hasta ahí?
¿Qué piensa de sí mismo realmente?
¿Quién y qué le dijeron que era en su vida para desvalorizar totalmente todo lo que no sea su cuerpo, al punto de barajar la muerte? ¿Cómo puede llegar ese goce mortífero, vía narcisismo?
¿Es una persona realmente, o se ha convertido en un producto de la demanda "del otro", o esclavo de una herencia narcisista?
Lamentablemente este no es un caso aislado. Quizás es uno de los más sinceros, pero ya se van viendo por la calle que hay como una especie de frenesí con respecto a tener un cuerpo espectacular, sin importar ya las consecuencias de cómo conseguirlo (aspecto perverso). El punto es ser aquel deseado, “porque si te desean te pueden querer y si te pueden querer, no eres tan mala persona, de hecho, eres alguien.” Pero ese alguien particular, especial, y mirado de una manera peculiar. No se es "cualquiera". Con el cuerpo atrapa la mirada del otro, sin poder saber que su cuerpo es porque ya ha sido atrapado por la misma mirada que ahora intenta hacer que vuelva.
Como si la imagen de “Kent” (novio de Barbie) hubiera hecho mella realmente en las cabezas de la población, demostrando que un cuerpo espectacular generará indefectiblemente resultados increíbles.

Lo interesante seguramente sería poder explorar en la persona y conocer que considera de sí mismo, qué posición tenía en el ámbito familiar, y a su vez qué posición tenían sus padres con respecto a sus abuelos ¿Qué se le juega en esa mirada que lo atrapa, lo encadena y se hace cuerpo, en este caso en forma de músculos? Y pensemos que ese cuerpo "lo vende" "lo alquila" es decir, lo hace de otro.
La sensación de desvalorización, de haber nacido en “tal” lugar, “no tener acceso” a ciertas posibilidades y ser de “esa” manera, es algo que se va heredando de generación en generación, hasta que finalmente una de ellas logra este deseo profundo y arraigado en el inconsciente de “existir” a cualquier "coste". De poder lograr lo que nadie logró en su entorno familiar y seguramente social.
Como si estuviera programado para intentar superar ese complejo de inferioridad familiar, con el precio a pagar de no seguir nunca su camino, ni sus deseos, ni sus características individuales. Su existencia estará basada sólo y únicamente en recibir el dinero de sus clientes, esa “valorización” que tanto él como sus otras generaciones no han sentido nunca. Su misión será clara, el éxito o la muerte.
Quizás lo más peligroso de todo esto, es lo difícil de tratar una persona con estos rasgos, porque en definitiva, puede mantener su éxito, y su valor (exterior) durante mucho tiempo, pero no toda la vida. Y tiene en contra que es un trauma en el cual se regocija, es aceptado y deseado. El inconveniente es que la aceptación siempre vendrá de afuera con un esfuerzo frenético por su parte para obtenerlo todo el tiempo, inclusive arriesgando su vida. Lo cual dentro de esta línea de pensamiento es lógico que prefiera morir, porque como dije antes, sin sus cadenas que lo atan a ese otro que lo "desea", no le quedaría nada.
Lo que seguramente guardan como certezas sobre sí mismos, frías, duras y cristalizadas, no sean tan así. Evidentemente hay alguien más allá de sus músculos, siempre queda mucho fuera de ese cuerpo. Pero el que se tiene que ir enterando y explorando es la propia persona.
Mucha gente piensa que el cambio no es posible y se muestra tan reticente a él, que inconscientemente, como alternativa, pueden buscar “salidas” muy catastróficas. Pero vivimos simplemente sobre ideas, sobre fantasmas propios y ajenos.
Sólo hay que conocerlos y transformarlos. Es un proceso, pero “vale” la pena.

Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo Psicoanalista





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