23 de marzo de 2020

Coronavirus, angustia, ilusión, pulsión de vida y muerte

¿Y qué podría decir yo en toda esta pandemia del coronavirus?
Tantas cosas... Muchas de diferente índole.
Lo primero ya lo comenté. La necesidad que aparece en nosotros como sujetos sociales de un Otro, un Amo, que nos diga "la verdad". Es impresionante que a pesar de ver que un virus no tiene nacionalidad ni fronteras y ver como Asia y Europa se contagió, los gobiernos de otros países se hicieron los distraídos. 
Podemos pensar que los primeros pensaron que seria como otras gripes que parecían catastróficas y luego no lo fueron, vale. Pero si ya vemos que se ha armado la "Marimorena" en Europa, pues por algo será, no por ganas autoboicotearse. Y aún así hasta que el Amo, el Otro  el Padre (Presidente o autoridad) dice: "Hay coronavirus y hay pandemia", no está ni existe, ¿Curioso no? Nos habla de los límites y alcance de la realidad que parece existir a partir de la palabra del Otro. Como le pasaba a Descartes con Dios y a Daniel Paul Schreber con sus Dioses respectivos. 
Y aún así, ya declarando la realidad como tal, el sujeto tiene su primer y gran mecanismo de defensa: LA NEGACIÓN. Algo nuevo, en el sujeto, el sistema, la cultura, hace que ésta se tenga que movilizar y el principio de homeóstasis, de equilibrio dice "No, estoy me va a traer lio, mejor no" y lo negamos, así, tan frescos. Si no hay problema sigue el equilibrio. Ahora entenderán mis pacientes cuando les digo: "Cuando cambies realmente tu posición subjetiva te mueves, y cuando cambia de posición la ficha comienza el juego porque están todos obligados a moverse", qué incómodo ¿no? Pero es lo que hay (como dicen aquí en España). 
Segunda fase, volver a negar, pensar que bueno, que es un tiempito libre, un pasaje, no pasa nada. Hasta que el Amo dice "Sí pasa, no escuchas, a la cama se ha dicho y no salgas del cuarto". Seguimos siendo niños. Seguimos necesitando de quién nos guíe a pesar que nuestra soberbia y narcisismo nos hace creer que sabemos muy bien lo que queremos y necesitamos. 
Hasta hace poco había grandes críticas a la "biología" del ser humano y se ponía en cuestión si la misma era fascista al determinar el genero biológico. Ahora hay un gran silencio, porque la biología no entiende de esos conceptos, aparece como un real. 
Los sujetos que tan prepotentes nos volvemos y que creemos que podemos por sobre todo, nos escondemos cómo comadrejas cuando vemos revolotear a la muerte. Ella nos recuerda que somos mucho, pero no todo, que podemos bastante, hasta cierto límite. 
Pero ojo! quien no acepta la muerte, quien no entiende que toda lucha es en la vida y por la vida PERO que hay un momento donde uno tiene que poder resignarse frente a lo que no puede, son los que más sufren, porque pasan de la negación a la megalomanía donde pretenden ganar a la muerte, y a la muerte no se le gana, nunca. Las pulsiones de vida hacen que intentemos vivir a toda costa, y es lógico para nosotros y la especie, pero si no logramos entender los límites, la castración de nuestra existencia, nos enfermaremos. Luchemos por hacerlo lo mejor posible y evitar a la muerte todo lo que se pueda. Pero si ella toca la puerta... no se irá a pesar nuestro. Creo que la lucha y resignación son una buena fórmula para no caer en un pánico que se tiene por una mentira : "Pretender ganar lo imposible". Sí podemos hacer mucho, pero como dije antes, no todo. Y si toca, pues toca, con dolor y desgarro por nosotros o los nuestros.
Y ahora la expectativa y la ilusión de que todo vuelva a la normalidad. Y es allí donde volvemos a utilizar la negación para no ver lo que esta frente a nuestras narices. Esta pandemia traerá cambios en lo social y principalmente lo económico, no será gratis este parón. Y tendremos que ver primero cómo cuidarnos, cómo pasarlo y luego cómo volver. Porque volver no será para todos igual. 
Aquí se verá quién se estuvo preparando por si se presentaba la falta en cualquiera de sus formas o quien, soberbiamente, hizo como que "nunca le iba a pasar nada". 
Estas cuestiones nos sirven para tomar consciencia, madurar y aprender una serie de vivencias, sentimientos y situaciones que debemos atravesar.
Pero también es cierto que en medio del medio, nos metemos en NUESTRAS madrigueras, y a la noche la gente se pone a aplaudir... pero ¿aplauden realmente al otro o a algo de sí mismos?. Somos, por principio psíquico, egoístas, buscamos lo que nos satisface, en este caso, la pulsión de vida. 
Y aplaudimos a los médicos y enfermeras porque sentimos que ellos nos pueden salvar. Pero hasta hace nada no les aplaudíamos a pesar de que siguen siendo los mismos. No aplaudimos a los policías, ejército, supermercados, reponedores, repartidores y todos aquellos que deben seguir exponiéndose. Aplaudimos por desesperación y por ilusión, y también para saber que no estamos solos en la madriguera. Nos creemos, falsamente, independientes, y ahora en este cachetazo al ego vemos como necesitamos salir, hablar, saludar, comunicar interactuar y reflejarnos en los espejos de las miradas de lo otros. Aplaudimos para recordarnos semejantes a los demás y que de alguna manera, la ley de la vida (castración) nos atraviesa a todos y que de alguna forma somos individuos porque estamos en una sociedad.
Ahora en el encierro saltarán otras verdades en muchas casas, de todo tipo y sentiremos aquello que decía Freud, que si no se tramita la libido el sujeto se puede angustiar. Y no nos olvidemos que la gente, justiciera, encontrará en diferentes geografías nuevas formas de pulsión de muerte, de cómo destruir al otro con nuevas justificaciones. 
Pero desde otro ángulo nos conectamos virtualmente, utilizamos los medios para saber que estamos todos, usamos el chiste para decir verdades y tranquilizarnos, para reírnos de nosotros y del otro, pero también para saber si que algo lanzo el otro lo ve. La tecnología está cumpliendo un rol interesantísimo en este encierro que a la vez nos conecta, para bien y para mal. 

No traigo nada nuevo, solo lo que se descubre, lo que ya estaba cubierto, y ahora gracias a esto nos re-conocemos, nos re-encontramos y quizás nos sorprendamos. 

Esta situación de encierro no es nueva, en muchas culturas la gente se encierra para re-encontrarse consigo mismo, pero estoy seguro que muchos temen a esto y de hecho vivían escapando de sí mismos, con lo cual aparece un desafío y una serie de realidad que cada cual tendrá que aprender a tramitar o ir al diván del analista para continuar con estos nuevos descubrimientos. 

Saldremos, estimo, como siempre, pero las grandes crisis también traerán grandes cambios, descubrimientos y nuevas formas de vida. Los más versátiles y aventureros se adaptarán y otros tomarán su tiempo. 

Lo importante, de momento, es vivir lo que toca, esperar y confiar. Porque la pulsión de vida opera en todos, incluso los políticos. 
Y luego tocará adaptarse.

Le mando un saludo grande desde mi confinamiento al de ustedes. 

Sergio Alonso Ramírez

Psicólogo Psicoanalista

5 comentarios:

  1. Como siempre, lo mejor. Gracias Sergio.

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  2. Fascinante!! Saludos desde Costa Rica

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  3. Un placer leerte,lo habitual :) . Sigo atenta a tu trabajo aunque haya eliminado mi cuenta en Facebook. A veces veo tus publicaciones desde la cuenta de otra persona incluso. Cuídate mucho Sergio. Un saludo cordial. Yanira.

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