Pero la pregunta es si la violencia es algo externo al sujeto, algo interno, algo que se genera o qué.
Quizás lo podamos entender desde el lugar más básico. Desde el lugar de seres vivos. Si observamos, todos los animales contienen un grado de violencia. Pero ésta violencia no tiene que ver con que sea algo malo sino algo necesario. Los depredadores necesitamos cazar para alimentarnos, y para ello nos servimos de la violencia. Otras veces la necesitamos para defendernos. Es decir, los humanos y animales compartimos la violencia como un recurso. Los vegetarianos deben destruir a las plantas para alimentarse, y ellas tomar sus recursos de la tierra.
Todo estos actos implican utilizar la violencia.
Con lo cual la violencia la podemos entender como una cara de la pulsión de vida. Si con ello destruyo a mi enemigo, obtengo mis recursos y me defiendo, es un recurso mas que algo malo.
Pero claro, lo animales tienen muy en claro para que la utilizan, sus objetivos, sus alimentos o defenderse para poder proteger un espacio para reproducirse.
Y ustedes podrán pensar que esto que digo es una locura ¿como se me ocurre decir que la violencia es un recurso?
Pues sí, es un recurso que traemos todos. Comer es violento, hay que destruir la comida, abrirse paso en la sociedad es violento. Nuestros actos, implican necesariamente transformar aquello que tenemos delante para avanzar. Con lo cual no es solo un recurso, sino parte de la vida.
Quizás la cuestión cambia radicalmente cuando hablamos de los humanos. Porque nosotros no necesariamente utilizamos solamente para esto a la violencia.
Es verdad que la necesitamos, en diferentes grados, a diario para poder vivir. Quizás algunos de ustedes han visto la presentación del programa "Dexter", que es un asesino serial. En la presentación aparece cómo la violencia es necesaria, al destrozar la fruta para hacerse jugo, atar con fuerza los cordones, matar un mosquito, afeitarse y cortar el pelo que sale naturalmente.
Todo eso es también una forma de violencia. Pero una violencia en todo caso adaptativa. Luego cuando va y mata a la gente ya no tanto ¿cierto?
Pero claro, cuando hablamos de violencia también hablamos de la violencia desadaptativa. Y esto es muy difícil de definir cuando analizamos las situaciones, porque a veces cosas que desde una perspectiva es desadaptativa, desde otra no lo es.
Fíjense que matar está mal, es una acto violento, pero cuando quien detenta el poder lo habilita se puede dar salida a dicha acción. Por ejemplo en la guerra, para cazar animales, o en las ejecuciones.
Entonces matar no se haya tan lejos de nosotros.
Pero vamos a pasar a la cuestión mas humana. Y vamos a pensar en el
Síndrome de AMOK:
En Psiquiatría, el síndrome Amok es un síndrome cultural o síndrome ligado a la cultura y consiste en una súbita y espontánea explosión de rabia salvaje, que hace que la persona afectada corra locamente, armada, y ataque, hiera o mate indiscriminadamente a las personas y animales que aparezcan a su paso, hasta que el sujeto es inmovilizado o se suicida. La definición fue dada a conocer por el psiquiatra estadounidense Joseph Westermeyer en 1972. Según los psiquiatras, el ataque homicida salvaje va precedido por lo general de un período de preocupación, pesadumbre y depresión moderada. En algunos de los casos recientes, los autores de los ataques los anuncian, de una forma más o menos velada, en internet.1 Tras el ataque, la persona queda exhausta, a veces con una amnesia completa y, eventualmente, acaba suicidándose. (Wikipedia)
Como les comentaba, los humanos no estamos libres de nuestros impulsos agresivos. La diferencia radica entre el concepto de pulsión e instinto.
Los animales tienen instinto, esto implica que dicho impulso ya viene con un conocimiento que en general es adaptativo. El cocodrilo ataca a su presa y sabe a quien atacar y comer. Cuando nace sabe por instinto que debe salir corriendo al agua donde está su madre esperando. Es decir éste impulso tiene una meta mas o menos definida.
En los humanos hay pulsión. La pulsión es el "impulso a", pero lo que va a definir como se va a posar o mejor dicho, expresar y satisfacer el mismo en el exterior dependerá de la cultura. La misma que será inculcada por el entorno, especialmente por los padres. Luego habrá una identificación y una interiorización de dichas normas y son las que van a regir como se van a satisfacer dichas pulsiones.
Pero aún así, la pulsión agresiva, o mejor dicho la pulsión defensiva de la vida, sigue ahí. La diferencia es que los humanos utilizamos lenguaje, simbolizamos, y comprendemos a través de construcciones de significantes. Nos definimos, pensamos y definimos a los otros con palabras. Es decir, lo que esta ahí ya me "significa" algo particular dadas mis cadenas de significantes, es decir, mi pensar, mis palabras, mi frases.
Es aquí donde la cuestión de la violencia puede tomar decursos diferentes, y mucho, que en los animales.
Porque va a depender de qué interpretamos como peligro y por ende como enemigo donde se posara nuestra violencia. Y también, como se va a satisfacer.
Un padre de familia puede interpretar como una amenaza que su hijos se queden sin alimento, y por ende sus mecanismos violentos se posarán en mantener su trabajo y sus recursos. Y si se siente amenazado puede que reaccione ante esto.
Pero también nos encontramos con quienes han sido puestos en el lugar de su propio enemigo. Es decir, quienes se les ha puesto en un lugar de muerte, quien entiende que no sirve, que no debería existir, o que simplemente es un objeto.
Ese sujeto, para mantener su lugar y el lugar de quien lo ha hecho como tal, entenderá que su evolución, su progreso o simplemente vivir es una amenaza, y como tal la pulsión se posará contra si mismo.
Porque como les dije... nosotros interpretamos la realidad y nos interpretamos en dicha realidad. Y muchas veces esa agresividad puede ser vivida hacia adentro, en defensa de uno, de lo que uno es ahora, pero en contra de lo que uno puede ser.
De ahí los mecanismos de repetición, porque abandonar ese lugar tan defendido no es una tarea fácil. El sujeto a pesar de su sufrimiento, defiende ese lugar, porque en el aprendió a existir tanto él como las imágenes que lo sostienen. Es decir, se defiende a pesar de su sufrimiento.
Pero... que pasa en el AMOK. El otro día en un programa hablaban de él. Y parecían los especialistas como "extrañados" ante el mismo. Y yo realmente me quedaba perplejo ante esa desorientación.
El otro día en un libro decía una frase que se me quedo grabada "Vivimos en ciudades ansiogenas". Es decir, pongamos a una persona en un trabajo, donde sus derechos son violados, donde es maltratado, donde ninguna institución con el mismo poder que su empleador pueda controlarlo, pero no lo hace. No hay inspecciones, cualquiera hace lo que quiere, pero siendo esa persona víctima. Luego lo ponemos en una sociedad que lo aísla, que le exige, que le dice como ser, y que amenaza constantemente con sus miedos. Luego le ponemos una "gotitas" de su historia personal, de una historia donde la violencia no fue algo que haya que sublimar, sino que fue permitida, que se puede acceder a ella, que es un recurso utilizable. También sumemos por ejemplo un vecino que pone la música a todo volumen porque se piensa que vive en el medio del Sahara, y "mata" simbólicamente a todo el mundo o al menos los insulta en su actuar.
Ese sujeto, si pierde la esperanza (el deseo sobre el futuro), si la realidad es cruda, si nadie lo defiende, si nada lo ata a un contexto cultural... díganme... ¿Cómo no va a salir a pegar tiros por ahí?.
No digo que posiblemente no haya una historia más cruenta por detrás donde el mundo ya se interpreta como tal. Pero no nos engañemos, no vivimos en un paño de rosas. Y si en algún momento el sistema revienta por algún lugar, no podemos encima hacernos los sorprendidos.
Cuando cualquier sujeto siente en peligro su integridad se defenderá, la pulsión saldrá en diferentes grados. Cuando el sujeto siente que ya no vale la pena vivir en un mundo de amenazas... pues a matar se ha dicho.
Lo que he observado es que la pulsión está en todos, pero depende no solo de un contexto que puede llevarnos a lugares de perversión, es decir, de bajar todas las barreras que nos sostienen y reventar a quien aparezca, sino que también dependiendo de la historia de la persona, esa pulsión puede verse enfatizada y fomentada.
Conozco el caso de Cristian. Cristian siempre fue sumamente violento. Muchas causas judiciales por violencia y otras por robo. Pero lo llamativo es verlo en la calle charlando y que pase un vagabundo, caminando, buscando en el piso cosas.... vagabundeando. Y lo mira a Cristian y ya con eso es suficiente para que Cristian lo tome como un desafío que lo impulsaba a pegarle. Pero no solo con esa persona que no conoce de absolutamente nada. Sino que cualquier motivo era suficiente para darse de palos con quien venga.
Uno dice... ¡claro! ¡un violento!. Pero cuando ahondamos en su historia, quien le pegaba todo el tiempo era el padre. Encima le habían diagnosticado Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad. Imagínense tener un chico revoltoso, y encima un padre golpeador. Pues Cristian se convirtió en un perverso, sin culpa y violento. Es verdad que ahora está mucho más calmado. Pero se notaba como el buscaba esa "excusa" para poder dar salida a esa violencia que solo se expresa de esa manera. Porque no se ha sublimado en otro tipo de cuestiones, como fuerza para abrirse paso en la vida, estudiar, trabajar, lograrse, etc.
Entonces Cristian, lo que busca allí por todos lados es esa escena de violencia. Esa escena donde él ya no es el golpeado, sino el golpeador. Esa pulsión encontró una forma de satisfacerse en el lugar activo y defensivo. Ese enemigo, ese padre al cual le gustaría pegarle y por ende defenderse, ahora es fantaseado en cualquiera. Cosa que no lo tiene muy difícil, porque si alguien le dice que es un vago, inútil, perezoso o muerto de hambre, o al menos se lo hace entender en cualquier gesto, es ya de por sí un motivo suficiente para que le de una paliza. Pero sin que lo hagan también el motivo puede ser fantaseado.
No aprendió a manejar la violencia, mejor dicho, la violencia encontró una forma de salida, que se convirtió en un conducto de sacar cualquier tipo de frustración por ahí.
Cristian, siempre vive entre enemigos. Y cuando se siente un poco frustrado, encuentra alguno para descargarse la violencia y, todo sea dicho... la culpa de ser quien es. Porque ese enemigo, en definitiva, es el culpable de que el no haya obtenido lo que quiere por el mero hecho de existir.
La violencia tiene muchos matices y formas de expresarse. Puede ser desde la sutileza, desde un chiste donde te digo "en broma" aquello que no te digo directamente, en un acto fallido donde me olvido de algo que te molestará que no traiga por ejemplo. Pero también en muchas otras forma como, desde las más directa, desde la palabra, el acto sanguinario, o inclusive desde la crítica mordaz.
En todas ellas expresamos el deseo de eliminar aquello que nos amenaza para poder lograr lo que deseamos.
Entonces la violencia aparece como un recurso cuando no podemos satisfacer las pulsiones y deseos que estas impulsan, puede ser expresada hacia afuera o hacia adentro como frustración.
Por eso, nos guste o no, mientras seamos organismos que viven, necesitaremos de la violencia para justamente eso... vivir.
Sergio Alonso Ramirez
Psicoanalista
es algo parecido con los boxeadores, los luchadores que siempre están buscando pelear, porque he visto boxeadores que golpean al contrincante, con ganas de matarlo, es algo similar?
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