"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


http://psicosujeto1.blogspot.com.es/

5 de diciembre de 2012

Bullying, acoso escolar, sadismo y pulsión de muerte


Cuando pienso en hablar del acoso escolar me encuentro que son muchas las cuestiones que entran en juego en dicha situación. No lo podemos pensar sólo desde el que acosa, del acosado, del observador, sino también desde el ángulo cultural donde se instaura dicha escena. Es decir, todos los protagonistas están a su vez enmarcados en una sociedad con una serie de mensajes que pueden ser altamente contradictorios. Y por otro lado aparece la cuestión del goce inconsciente que produce el rechazo a lo diferente y lo ajeno.

Por un lado tenemos el aspecto cultural. Vivimos en estos momentos en una cultura que incita al sujeto a gozar plenamente. Se le informa que podrá tenerlo todo sin hacer nada o casi nada a cambio. Que el éxito está al alcance de la mano y que sólo basta, como cuando niños, hacer un pequeño gesto para poder satisfacernos, pero no solo eso, sino también ser amados. Por otro lado circula un discurso bien intencionado pero a la vez ficticio o poco ético con respecto a los actos. Digamos que el viejo refrán lo dice claramente "Haz lo que yo digo, no lo que yo hago".
Por un lado los medios de comunicación transmiten el ser buenos, agradables, simpáticos, etc. Por otro imponen unos modelos de "igualdad" en el cual todos deben ajustarse. Y finalmente aparecen las ideas de obtener las cosas de forma fácil y rápida pero a su vez hablan de la agresividad para obtener lo que se quiere. Pero dicha agresividad no puesta muchas veces en la lucha contra los obstáculos que nos presenta la vida sino contra aquellos que nos obstaculizan la vida. Es decir, tienes que llegar a la meta sin importar nada o nadie (o al menos que hay gente que se puede pisar para llegar a donde uno quiere).
Es verdad que dependiendo el país esto se puede filtrar de forma diferente. En USA, como conquistadores culturales del mundo, se ven en muchos programas como dicen tranquilamente que anular al compañero, perjudicarlo o hacer una acción negativa sobre él es válido en tanto y en cuanto se obtenga lo que uno quiere.
Estamos hablando del principio del placer que ya nos habló Freud hace un siglo. El sujeto buscará la satisfacción a toda costa.
Pero este principio se encuentra con otro que es el principio de realidad. Y el mismo son una serie de normas y pautas que tenemos que seguir para obtener lo que queremos. Es decir, en muchas ocasiones nos tenemos que aguantar nuestros deseos, posponerlos, para poder conseguir aquello que queremos o mantenerlo.
También podemos subrayar otros aspectos dentro del marco de medios de comunicación como otros mensajes: "Sé libre y sano" pero goza mirando como se critican, pelean y denigran otros. Es decir, algo del orden de insultar, denigrar o ventilar sus miserias está vinculado con el éxito, la fama y ser "reconocido" que no es otra cosa que ser amado de forma simbólica o la posibilidad de ello.
Entonces, cuando hablamos de Bullyng también hablamos de que dicha escena sucede en una sociedad que goza de ese tipo de "espectáculo" donde el otro sufre... el otro y no uno, ¡claro!
Pero también debemos confesar que el goce de ver sufrir "al otro y no uno" no es nuevo, ya desde tiempos inmemoriales habían arenas y circos de todo tipo donde las personas tenían que intentar sobrevivir, en muchos casos sin éxito, como forma de espectáculo.
Todo esto nos va a remitir a poder entender una serie de leyes no escritas que circulan en una sociedad y cultura y se transmiten justamente a través del acto y la palabra.

Ahora podemos pasar al sujeto. Desde el psicoanálisis sabemos que el mismo se constituye siempre a través de un "otro". Un otro que lo amamanta, lo cuida, le dice que se puede y también le prohíbe lo que no se puede. Es un otro multifacético. Pero el sujeto se constituye de forma especular, es decir, como un reflejo de esos aspectos del otro que nos van formando. Esto es muy importante comprenderlo. No nacemos ni de un huevo, ni nos da un rayo y se nos activa una conducta. Somos seres históricos ya que vivimos y portamos una cultura que es inscripta por y a través de nuestros semejantes. Aquellos que cumplen y se encargan de nuestra crianza. Y a su vez estos son modelos de nosotros mismos. Entonces sabemos que cuando le hablamos a un "otro" siempre le estamos hablando a un aspecto propio puesto en el otro.
Desde la psicología social lo llaman "teoría de la atribución". Es decir, uno no sabe nada de a quien le va a pedir un cigarrillo, la hora o fuego. Sin embargo le atribuye una serie de características propias y lo "supone" de tal o cual manera. No sabemos si esa persona nos matará o dará la hora, pero proyectamos nuestra historia y experiencias en esa imagen que tenemos delante. Evidentemente ese otro tiene características que hacen que podamos atribuirle o imaginarlo de tal o cual manera dependiendo de nuestra historia (aspecto, ropa, raza, etc.)
Entonces, la agresión a un otro, en este caso en el colegio, es una agresión que uno hace a algún aspecto de uno mismo. Pero... ¿qué aspecto? Aquel que no se ajusta al propio y al reinante en un grupo, digamos que aquellos que se alejan del ideal del yo social, pero que a su vez son parte de si mismo. La agresión a un "otro" no es más que una agresión a un aspecto del cual uno esta huyendo de si mismo. Aquí entran en juego dos aspectos a grandes rasgos, los personales y los sociales.
Podemos pensar en aquella persona que desea adelgazar y se aleja de todos los lugares tentadores e inclusive se pelea con su entorno para que no coman cosas que le tienten. Este ejemplo es más bien burdo, hay que plantearse esta cuestión como operaciones inconscientes donde rechazamos en ese otro al niño que estamos abandonando, la sexualidad que estamos reprimiendo, la idea de no ser amados, perfectos y demás.
Por otro lado se pone en juego las pulsiones sádicas y la pulsión de muerte, de destrucción, que toma un objeto externo (el acosado) para satisfacerse ya que interpreta a dicho objeto como susceptible para dichas descargas (poder acosarlo).
Es decir, en la adolescencia suceden una multiplicidad de cuestiones a nivel psíquico que se ponen en escena. Pensemos que un adolescente está pasando de yo familiar a un yo ético social, en otras palabras se esta convirtiendo en un "nosotros" y ese nosotros tiene un precio y una serie de normativas.
Por otro lado en la adolescencia aparecen también con todo fervor las pulsiones sexuales, que bregan por su satisfacción y se encuentran con la ley externa que encausa dicho deseo. Pero esto es una situación incómoda y que genera mucha violencia. El adolescente quiere satisfacerse y se encuentra con un mundo que para acceder a él hay que pasar por normativas (como impedimentos a su realización). A su vez tiene que adolecer, es decir, dejar atrás su inocencia y su niñez.
Estas son solo algunas viñetas de lo que puede ir sucediendo en diferentes cuestiones para entender como el objeto de acoso es un aspecto que del yo que el propio acosador esta luchando internamente por abandonar.
Se ataca al diferente, al que es más infantil, menos fuerte, al que se queda en un yo menos social, al que tiene una orientación sexual diferente. En definitiva al que se sale de la norma al cual unos han tenido y podido acceder y otros no. Esto puede generar un monto de violencia que viene ya dado por las propias pulsiones sexuales (sádicas) y de muerte y que se depositan en aquel que da la posibilidad de ser agredido. Y cuando hablamos de las pulsiones no nos referimos a las genitales, sino aquellas fuerzas que se satisfacen más allá de la genitalidad.
Y digo "que da la posibilidad" no sólo por el propio sujeto que por diferentes motivos no puede o sabe como reaccionar, sino porque parece que en algunos casos hay un permiso tácito de los que se encuentran en el entorno a realizar esto. Profesores, tutores y compañeros callan como espectadores de un espectáculo escalofriante, pero que a su vez se les hace familiar... uno muy parecido al de la televisión (pobre del otro... suerte que no soy yo... aunque sea esta vez).
Es como el que se ríe a carcajadas de forma exagerada cuando otros tropiezan y les pasa algo malo, como diciendo "esta vez te paso a ti y no a mi".
Este último tramo del aspecto del acosador tiene que ver mucho con la ley. Como se ha inscripto la ley (social) en ese adolescente, tanto por parte de la familia como del entorno que lo rodea. Si estamos en entornos agresivos, donde el propio sujeto vive la agresividad, entenderá a su vez que es algo permitido (de forma activa o pasiva). Esto lo vamos a ver no sólo en los institutos sino también en empresas donde ciertas actitudes, a pesar que ilegales, son "legales" dentro de dicho ámbito. Quizás lo que tenemos que pensar es que en la adolescencia aparecen todas las pulsiones nuevamente con toda su identidad. De alguna manera salvajes y buscarán la satisfacción más próxima dado el escenario que viva. Donde de adulto se puede utilizar la pulsión sádica en la competición "por" o "en" un puesto de trabajo "ganándole" (destruyendo) al compañero, en la escuela se puede llegar a satisfacer hacia un otro que se percibe más endeble (pero también se vuelve hacia el propio adolescente, aunque es materia de otro escrito).

Por último tenemos al otro actor de esta escena que es el acosado. El mismo se encuentra en una situación de indefensión total. Pero la pregunta que uno se hace es si a dicha indefensión se llega casualmente dadas las circunstancias o hay algo más allí.
Primero hay que entender que a dichas edades el adolescente entiende que el mundo se divide en dos polos generalmente: Su casa y el colegio. No tiene muchos más referentes para poder verse reflejado en más lugares.
El primer lugar donde va a ir construyendo aspectos propios será en su familia y de ella irá pudiendo construir un yo que luego tendrá que emplazar en este "yo social" llamado "nosotros". Y aquí ya las preguntas que uno se plantea son mas del orden personal de cada caso, como es usual en la práctica psicoanalítica.
La primer pregunta es si habido algo en la historia de ese sujeto (historia que ahora se vive en presente) que no le ha podido dar las herramientas para hacer ese pasaje al nosotros. Esto no implica hablar de padre "malos", sino que en ocasiones por circunstancias de como opera ese entorno familiar puede darse que el sujeto quede preso de una de las figuras que le pueda dar protección y cariño pero no el margen necesario para poder hacer ese pasaje de niño a hombre joven o adolescente social que necesita. Esto que puede hacer que un adolescente quede prendado de una imagen de si mismo infantil. En otros casos pueden haber deseos hacia el niño que podríamos llamar de "malsanos" donde queda en el propio ámbito familiar en el lugar del no-deseado, o deseado de una forma devoradora o excesivamente aplastante que no permita al sujeto desplegarse como un ser social.
Podemos suponer diferentes casos, pero hay que ver uno a uno como se ha conjugado la historia del sujeto y el lugar de deseo que ha tenido en la familia. No todos por haber nacido han sido deseados "sanamente". En definitiva siempre se trata de que el sujeto pueda tomar de cada una de las partes aquello que necesita para poder articularse a si mismo y confrontarse con un exterior que puede ser caótico. En ocasiones que le falte esa imagen del padre como transmisor de las leyes y a su vez de la seguridad que necesita para despegar del nido puede ser un factor decisivo a cómo se enfrentará a un proceso de maduración. U otras una madre que a través de actos, e inclusive palabras, puede dejar de manifiesto la preferencia por otros y no por ese hijo. Preferencia que luego a nivel proyectivo se (re) encontrará en la mirada del otro como rechazo. O por ejemplo cuando la madre se apropió a de uno de sus hijos no dando lugar al padre y dejándolo en un lugar infantil. Cuestiones que hacen los humanos sin darse cuenta, con amor en muchos casos, puedan también producir faltas en el adolescente a la hora de entrar en un nuevo mundo. Pero no olvidemos al niño que ya viene siendo marginado en el propio seno del hogar y fuera del mismo se encuentra con lo mismo.
En todo caso, la situación de bullyng o acoso escolar es vivida para el sujeto como un infierno. Para el adolescente no es que "lo marginan sus compañeros" como se empeñan en decir "los profesionales"... no lo marginan los compañeros... LO MARGINA EL MUNDO. Lo vive como un rechazo del mundo entero, un rechazo como sujeto social. En algunos casos es una extensión de un rechazo en su propio entorno, en otros es lo contrario, en su familia se siente muy querido y refugiado. Sin embargo para el adolescente eso no le sirve, porque también está con sus pulsiones bregando por satisfacerse allí fuera, y también su agresividad. Él quiere ser aceptado en la mayoría de los casos, poder generar su identidad social, pertenecer a nuevo núcleo "familiar" y construirse a partir de él.
Cuando esto no sucede, las consecuencias pueden ser entre graves y nefastas. Es decir entre las peores está el suicidio ante la falta de posibilidad de existir en el mundo. Y entre las graves, y que pueden generar secuelas a lo largo de toda una vida, es la concepción del mundo y de si mismo en ese mundo. Recordemos que la mayoría de adolescentes, como muchos adultos, se piensan a si mismo en una fantasía de rigidez donde el sujeto es lo que es y no hay posibilidad de cambio. A pesar que todo en su entorno, cuerpo y experiencias le dice que somos un constante fluir y mutar. Es decir que el cambio está siempre. Entonces la consecuencia de haber sufrido acoso en la escuela es este odio que puede generar, no sin falta de razón, hacia el exterior, una suspicacia en las relaciones, un rencor que es retroalimentado por el deseo de pertenecer y "saber" (eso cree) que no podrá hacerlo nunca. Aparece como una especie de sentimiento de envidia hacia el exterior u odio.
Y peor aún es que en esta época, como ya se comentó, se está constituyendo el yo social del sujeto. Ahora, si su yo social está pensado de forma cristalizada (rígida) y conceptualizado como que es tonto, maricón, inútil, tarado, etc... En fin... no deseado, luego pasa algo más severo: El sujeto comienza a construir su vida desde estos lugares, por un lado intentando negarlos y por otro seguro de dichos conceptos. Es decir construye su vida sobre el no deseo intentando compensarlo o repitiendo la escena de lo que es. Se dirige al otro desde el rechazo y encuentra dicho reflejo entrando en una escena de repetición simbólica allí donde se encuentra. Y no sólo esto, sino que empieza a encontrar formas sustitutivas de satisfacción sobre esta base, lo cual afianza aún más toda la escena. Estas formas de satisfacción las llamamos goce, que es inconsciente pero que reportan algún beneficio. Por ejemplo, el adolescente al no poder constituirse se recluye, retrocede a una etapa infantil quedándose con en el entorno familiar o con la madre. Luego no genera relaciones o encuentra relaciones donde siempre es rechazado o engañado, "no como la madre que lo quiere tanto". O por ejemplo puede generar síntomas histéricos como olores corporales que hacen las veces de rechazo al mundo, que lo rechacen, pero que en el fondo dice "solo mi mamá me quiere con olor" o aparece una timidez extrema que habla de la reclusión del sujeto hacia el mundo. Pero digamos que cada sujeto construye su propia sintomatología a través de su historia y recursos.
Lo importante a recalcar es que esto que le sucede, no es que "se pasa" y ya está, es un herida que no solo puede quedar abierta durante mucho tiempo, o inclusive toda la vida, haciendo que construya su vida en función de este período de su vida tan significativo, tanto por lo que le ha sucedido como por la cuestiones que lo llevaron a vivirlo de forma subjetiva y personal.
Es muy importante que en estos casos el adolescente pueda ir a una consulta analítica. Ya que allí podrá no sólo hablar con alguien fuera de su entorno y que no ponga en peligro su propia imagen personal (restituyéndola), sino que también pueda ir elaborando por un lado esto que le sucede con otras herramientas y también que aparezca un referente en el adolescente que le permita de a poco constituirse de otra manera y avanzar.
El pensar "esto se pasará" "es cuestión de tiempo" "a mi hijo no le pasa nada" "no lo cuento porque será peor" "iré a hablar con los profesores y alumnos" suele generar peores efectos a pesar de las intenciones. Ya que si bien es verdad que el niño necesita protección, el exponerlo no le genera más protección, sino menos (y ellos mismos lo saben, ya que lo que necesitan son herramientas para "defenderse", no ser defendidos). El obviarlo lo deja más solo aún y hay que pensar que el amor que tengamos por nuestros hijos puede que no sea suficiente para poder ayudarlos en estas circunstancias y que es bueno que aparezca en escena un nuevo personaje que puede ayudar a equilibrar ciertas cuestiones en estas situaciones.

Esta claro que hay muchas más cuestiones que se juegan en los escenarios de la vida cotidiana y más aspectos para tener en cuenta. La situaciones con tantos "actores", llamados familia (padre, madre, hermanos), escuela, amigos, el propio acosado, etc., implican diferentes tejidos con resultados múltiples. Este escrito no trata de dar una "medicina" igual para todos sino una posibilidad de apertura a poder pensar y plantearse algunas cuestiones que se ponen en juego y principalmente poder mirar la situación más que dejarla fuera de nuestra mirada por más incómoda que sea.
No hemos podido comentar en este escrito de muchas cosas, por ejemplo de los maltratos que comienzan en la casa y que el niño en vías de ser adolescente vive como "normales" y que se reflejan en el exterior tanto en su papel activo (acosador) como el pasivo (acosado), las consecuencias posteriores y tantas otras.

Lo cierto es que estas situación son de un "plato de mal gusto" para la mayoría de las partes. Creo que como recomendación es importante intentar posicionarse, al menos intentar imaginarse en el mundo de ese joven, que vive en otra "sociedad" con una serie de normativas diferentes a los de un adulto dado que su entorno (el instituto) es un lugar desde ya peculiar y entender el concepto de ayuda, intervención, asistencia o acompañamiento. A veces por el intento de "defender" al ser querido le pasamos por encima sin darle lugar a que pueda desplegar las herramientas que necesita para su desarrollo. Si es cierto que mantener a un hijo en un lugar de acoso y de sufrimiento no le sirve para nada, más que para seguir sufriendo.

En todo caso el acosado tiene que saber que "siempre que llovió, paró" y que está escena tendrá su fin. Sin embargo el problema no estará solo en la situación en sí sino en las secuelas que pueden marcar la vida de una persona y sus relaciones por el resto de su vida inclusive. En algunos casos de forma consciente y en otras completamente inconsciente.

También es importante abandonar ideas de "completud", es decir que suponer que la colaboración de alguien para elaborar una cuestión es algo que nos hace inferiores. En la vida estamos rodeados de guías, profesores, maestros, padres, abuelos, tíos, modelos, sabios, tutores, etc, que hacen las veces de "imágenes guía" en nuestra vida y no por ello pensamos que somos "menos".

En resumen, nos encontramos con adolescentes que tienen la sexualidad a flor de piel, pulsiones que no han encontrado aún un curso "social" para satisfacerse, en especial la de muerte y sádicas que pueden satisfacerse directamente sin pasar por la sublimación y que se expresen en conductas más simbólicas. El acosado que de alguna manera, por diferentes motivos, no se encuentra con las herramientas para poder quitarse de ese lugar y que ademas lo vive en la soledad. Y una sociedad que observa entre mensajes contradictorios y que no opera como "nombre del padre" castigando/impidiendo las escenas de acoso.

El acoso pasa, el dolor queda y hay que trabajarlo.

Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo - Psicoanalista

2 comentarios:

  1. como se asocia el bullying y el psicoanalisis

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, el artículo muestra un poco el análisis que se efectúa desde esta corriente. Si la pregunta apunta al tratamiento, tiene que ver con dar un espacio al sujeto y comenzar a elaborar lo que esta sucediendo.

      Eliminar

psicosujeto psicoanalista Sergio Alonso Ramirez Atención online internet Madrid centro La Latina Rios Rosas Argentino psicólogo análisis analista psicología psicoanálisis ayuda angustia depresión amor tristeza felicidad Obsesiones consultorio consulta psicológica psiconalítica Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, depresión, terapia de pareja, TOC trastono obsesivo compulsivo, histeria, trastorno por conversión, ataque de pánico ansiedad, miedo, fobia, sexualidad, afecciones físicas con implicancia psicológica capital La Latina bruxismo, dolores 28005 28010 atención on line online www.psicosujeto.com. Buen Bueno