"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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9 de mayo de 2013

Cuando el amor va mas allá de las palabras

Cada persona es una historia, una serie de vivencias que se transforman en palabras, las mismas que se inscriben en un organismo que ahora llamamos sujeto. Y así en cada uno, en cada lugar del mundo se atesoran las mismas. Son discursos, pero a su vez son actos vividos que no sólo definen a sus protagonistas sino también aquello que podemos llamar amor.

Esta historia pasa en Brasil, y sus protagonistas son, como el lugar donde viven, simples y sinceros.

Ella se llama
Carmelinda y ya tiene 70 años, y él se llama Avelino y cuenta en su haber con 72 años. Con cariño, su mujer Carmelinda, fue reduciendo su nombre. Primero fue Linho ( Liño) dismunituvo de Ave"lino", para luego con los años transformarse en Lininho (Linito).
Él era un hombre flaco, blanco y con una curiosidad intelectual. Un luchador que a sus 40 años con 4 hijos decidió hacer una carrera universitaria para poder ganar un ascenso en su trabajo y poder dar una vida con menos limitaciones a su familia. Pero este hombre no tenía dinero para un coche, con lo cual iba en bus al trabajo, luego otro a la universidad, para después bajarse al pie de la colina (Morro) donde vivía y con el cansancio de tanto esfuerzo subir a pie la misma para llegar a la cima donde su familia lo esperaba. Muchas veces no comía vencido por el cansancio y dejándose caer en los brazos de Morfeo para que el sueño reparador le diese las fuerzas necesarias para continuar al día siguiente.
Y a pesar de todos los impedimentos que tenía en sus arduos días y sus cuatro pequeños logro graduarse en su carrera universitaria.
Carmenlinda a su vez contribuía a la economía doméstica vendiendo de puerta en puerta manteles, sábanas, toallas y todo tipo de tejidos para el hogar. En aquellos momentos corrían los años 70, con lo cual esta madre no tenía "pedidos" sino que también cargaba con los productos para venderlos. A su vez tomaba cuenta de sus hijos y de su marido
Y así los años pasaron y los hijos crecieron, siendo todos ellos profesionales. Cada uno tomo su propio camino y Avelino y Carmelinda volvieron a su intimidad original. Momento en el cual decidieron volver a Iguaba, un pueblo tranquilo a 150 kilómetros de Rio de Janeiro donde se habían criado y crecido en sus años jóvenes.

De esta manera comienza nuestra historia que a su vez termina... Lo hace con esta explicación de Carmelinda:

Me mira con su cara curtida por el sol, sus ojos simples e inocentes y con su portugués rústico de un Brasil profundo diciéndome: Esa mañana nos despertamos a las 5:30 hs como lo suelo hacer. Liniño solía dormir un poco más. Pero ese día se despertó y quería tener sexo. Me lo pidió pero yo le dije que no, ahora no, que estaba cansada, que duerma un poco que yo lo despertaría para el desayuno.
"Es que a mi me gustaba mucho cuidar de él" decía con una mirada que traía recuerdos del amor.
Luego me puse a limpiar la casa, ordenar todo y preparé el desayuno. Pero antes, arrepentida de haber negado sexo a su marido, volvió a la cama y se acariciaron. Ella con su cuerpo de mujer rellena y sin un seno robado por el cáncer era plenamente deseada por Avelino. Carmelinda decía con un suspiro de amor: " Él me acariciaba con cariño todo el cuerpo, me pasaba la mano por la espalda y me decía que me deseaba y amaba. Nosotros siempre nos amamos mucho". Mas tarde le dije que ya era hora de desayunar. Se levantó y me dijo "Carmelinda no me siento muy bien" a lo que contestó ella " comamos algo a ver si se te pasa". Desayunaron, pero el lo hizo liviano, sólo un poco de agua con un plátano.
Fue en ese momento que las cosas se complicaron, Liniño le dijo a Carmelinda que le dolía mucho el estómago. Pero era tal el dolor que casi no podía caminar. Y así su mujer le dijo "Negro, vamos a la cama que llamo a la ambulancia", pero su marido no podía caminar. Ella con su cuerpo regordete, pero fuerte y decidida le dijo "Mi amor, recuéstate en mi espalda que yo te llevo a la cama". Su mujer amada de 70 años no dudo en sumar a su cansado cuerpo el de su marido para protegerlo de un malestar. Aún así él ya no podía y lo único que Carmelinda pudo hacer es recostarlo en el piso y ponerle un almohadón en su cabeza. Rápidamente llamo a un taxista conocido para llevarlo al centro de atención más cercano y lo que sigue lo cuenta de esta manera:
"Mientras esperaba al taxi, me tire al piso con mi marido, lo acariciaba y lo miraba. Le preguntaba si necesitaba algo mientras lo miraba a los ojos y mimaba. Pero él respondía cada vez menos y yo le decía que no se esfuerce. Llegó el taxi y entró el chofer. Una buena persona que siempre nos llevaba cuando lo necesitábamos. Él, mas fuerte que yo, pudo levantar a mi marido y allí vi sus ojos. Él ya no estaba ahí, mi Liniño no estaba más en ese cuerpo y supe que había muerto".

Cuando llegaron al centro de salud se confirmo la muerte de Avelino, y también le explicaron que en ocasiones los dolores del corazón se pueden sentir como dolores estomacales...

Y así, luego de una vida de lucha juntos, de no ser modelos, de no ser perfectos, de desearse a su edad, de quererse y cuidarse con ternura más allá de lujos, terminó esta historia de amor y de muerte.

Pero si Carmelinda lo ama y recuerda con este fervor ¿realmente terminó?


Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo - Psicoanalista




3 comentarios:

  1. Hola Sergio,
    Me gusto leerte tan romántico, la realidad supera la ficción.
    Los deseos pueden hacer que algo nunca termine, pues nuestra mente puede alimentarlo hasta fijarlo en la conciencia como una obsesión. Aunque la sensatez recomienda dar por terminado lo que acaba, tal y como era con ese cuerpo que se fue. Recordando los momentos que llegan para aceptarlos y todo lo que fue bueno para alegrarnos y así poder disfrutar de nuestra siguiente experiencia, la vida sigue. Aceptando que todo empieza y acaba con una idea perfecta que lo define... Nada se pierde, todo se transforma.
    Que tengas un gran día todos los días!!!
    Cris

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  2. Finalmente, ¿pudisteis grabarlo, Sergio? Me alegraría mucho poder escucharos y ver cómo ha quedado el inesperado pero agradecido dúo de analistas :)

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  3. Si, lo hemos grabado! Había gente que no podía físicamente asistir con lo cual lo filmamos. Falta editarlo y luego lo publicamos.

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