17 de febrero de 2007

CUANDO UN ASCENSO LABORAL SE CONVIERTE EN UN DESCENSO PERSONAL

Una vez, Marta, mi jefa en el sector de selección de personal, me comentó:

“Cuando llegue aquí encontramos mucha gente que tenía un deterioro psicológico muy importante y prácticamente irrecuperable. Lo que pasaba era que al no haber un sector formado de Recursos Humanos con especialistas en “Humanos”, fuera de haberlos para pagar una nómina, se ascendía a un empleado sólo por el hecho de que en su puesto trabajaba bien”.

Debo confesar que en su momento no llegué a comprender el significado real de esta frase. Pero debido al respeto personal y profesional que tenía por Marta, me quedó grabado en la mente el hecho de que una persona en un lugar erróneo puede terminar muy perjudicada.

Fueron los estudios y la predisposición a ver al otro lo que me hizo comprender esto en un ejemplo claro que la realidad me regaló.

Como muchos de ustedes saben el abaratamiento de los servicios y este frenesí por “tener” hacen que las empresas rebajen sus precios y como consecuencia
tiene que equiparar esos gastos. La gran mayoría utiliza el método de “más clientes para cada empleado” y desde hace un tiempo se está viendo el “Recursos humanos sólo paga los salarios”. Las evaluaciones de los empleados no son más importantes para dichas empresas:
1) Porque externalizan sus servicios
2) Porque ya no les merece la pena evaluar a un empleado o futuro empleado ya que tienen demasiados para contratar, son fácilmente reemplazables y de bajo costo.

En una empresa encontré un caso muy explicativo. Era un centro de atención de llamadas. En el mismo lo que hacían era seleccionar a los coordinadores por un simple hecho: Su capacidad de sumisión y obediencia.
Es cierto también que para dirigir una plantilla con una considerable cantidad de empleados uno necesita tener gente de confianza que congenie con la forma de pensar del “jefe” para poder dirigir su call center.

Pero también es verdad que esa persona tiene que tener ciertos rasgos si va a tener que interactuar con un grupo de agentes. Por ejemplo, la capacidad de dirección de grupos, organización, empatía (saber ponerse en el lugar del otro), personalidad para poder confrontar las situaciones que surgen, etc.

En este call center se había puesto a un grupo de coordinadoras. Digamos que no había en su momento muchas opciones de donde elegir. Pero por lo visto el rasgo general era una especie de sumisión.
El truco estaba en la palabra "grupo" de coordinadoras. Así las falencias de algunas de ellas quedaban englobadas en la bolsa “grupo de coordinación” y de paso absorbidas por las otras con más capacidades.
La idea fundamental de esta actitud era por parte de la jefa, no ver sus propios errores, porque justamente, eran las más obedientes y sumisas las que menos capacidades tenían para ese puesto.

Luego de ciertos sucesos una de ellas, quizás la mas trabajadora, laboriosa, obediente y obcecada de todas fue elegida como supervisora. Sí, justamente la persona que en un principio tenía más conflictos comunicativos tanto para con sus subalternos como con sus propios compañeros fue “situada” en un “puesto” de supervisión.

El problema surgió cuando ya no se encontraba en un grupo que podía tapar sus falencias. Sino que se encontró sola. De golpe, esta persona que era tan auto-exigente se vio responsable de un grupo, no de colaborar con un grupo, sino responsable, con coordinadores a cargo y demás.

Lo único que logró esta situación fue:

Su incapacidad de comunicarse se acentuó aún más
Su miedo ante la autoridad, que en un principio la favoreció, se le volvió en contra cuando necesitaba enfrentar otras autoridades para defender la "patata caliente" que tenía entre sus manos
La obediencia ciega, ya no le servía para tener que crear nuevas soluciones, para “razonar” situaciones y encontrar salidas a las mismas.
Los problemas más simples se le convirtieron en un agobio
Ahora tenía problemas por parte de su incapacidad de dirigir y cómo defender.
La obediencia ya no le era útil porque esta persona era eso… Una buena “obediente”, pero no una buena “líder”

Estos factores arriba mencionados hacen que ahora en esta nueva situación, si era obediente “para ser buena”, se le convertía en algo negativo. Y justamente para esta persona no era algo comprensible. En su cabeza comprendía que “ser buena es obedecer a sus mayores” pero ahora ella tiene que mandar y no sabía.

Si antes su única herramienta para sentirse que estaba “en el buen camino” era su dureza, su obediencia y su testarudez, en este nuevo escenario todo esto le generaba un deterioro que posiblemente se convertiría en un espiral del cual le cueste mucho salir.

Recordemos que los rasgos de esta jefa hablan de una persona muy sumisa, que adoptó esta forma de vida para sentirse bien o segura. Mejor dicho, para sentirse lo mejor posible. Y este nuevo “escenario” lo único que logró es que se sintiera agobiada, triste, inútil e incompetente (algo vinculado a su histórica sumisión al amo competente). Haciendo todo esto que reforzara aún más sus actitudes, lo que hacía que se hunda más y más.

¿Qué puede pasar? Que esta persona termine perdiendo su puesto de trabajo o no lo soporte más con el gusto amargo de confirmarse que "no sirve" y que está "desorientada" ya que sus técnicas por las cuales hasta ahora sobrevivió son las mismas que la pueden hundir.

El auto-conocimiento es algo imprescindible a la hora de aceptar un nuevo puesto de trabajo, responsabilidad o lugar en algún tipo de relación.

El abaratamiento de costos económicos, se convierte en el aumento de otros costos, en general personales.

No siempre saber levantar buenas paredes nos convierte en constructores de edificios. Es decir, la actitud obediente puede ser justamente algo muy placentero para un jefe, pero para ocupar un lugar de liderazgo es necesario tener esa actitud en la cual se hace el pase de "hijo obediente" a "padre que sabe lidiar con sus hijos". En definitiva los puestos son organizaciones y semblantes que rememoran a las autoridades en nuestra historia familiar.

Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo Psicoanalista





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