1 de octubre de 2007

Perdonar

Muchas veces escucho que en la TV o en persona la gente pregunta: Pero ¿Lo has perdonado en serio? Algunos contestan que sí, que lo han olvidado, otros que lo han perdonado pero que no olvidan. Y otros simplemente que no.
Todo esto me lleva a cuestionarme el tema del perdón. Parece ser que hay una serie de sentimientos y actitudes involucrados en dicha palabra.
Ahora yo me pregunto ¿Perdonar es olvidar? ¿Perdonar implica borrar un pasado? ¿Perdonar tiene realmente que ver con el otro?
Socialmente se asocia que el perdón automáticamente implica volver a un viejo vínculo deteriorado por un acto doloroso de una de las partes o de las dos.
Pero, ¿Cómo puedo llegar al perdón?:
En la mayoría de la gente el tema del perdón viene impuesto por conceptos religiosos. “Perdonar es bueno” (y divino), con lo cual así como se le pide perdón a Dios uno tiene que perdonar a sus semejantes. Pero ¿Por qué voy a perdonar a aquella persona que ha matado a mi gato con malicia?
Perdonar no implica ponerse en el lugar de tener el poder en la mano y conceder el perdón porque uno es misericordioso.
El primer paso del perdón es indefectiblemente la comprensión. No puedes disculpar a alguien por un acto que te ha hecho daño si no comprendes sus motivos y lo que lo llevo en su vida a ello. Perdonar ciegamente no tiene que ver con la misericordia, sino con la negación. Porque cuando soy misericordioso, te estoy perdonando porque eres una mala persona, no porque te comprendo, con lo cual en ese perdón hay una acusación.
Pero mucha gente estará pensando que puede comprender que su mejor amiga, en un arrebato de excitación, acrecentada por la prohibición, se haya acostado con su pareja. Igualmente esa persona puede sentirse mal porque le dicen “tienes que perdonarla”, pero realmente no tiene ganas de volver nunca más a ser amiga de esa persona (o sí).
El perdón si bien se vive como algo totalmente externo, creo que es algo más bien interno. Tiene que ver con comprender y reconciliarse con “el otro”, entender lo que hizo y por qué lo hizo. Pero el gran fallo es que suponen que este perdón interno tiene que estar reflejado en un perdón externo. Pues no necesariamente. Yo puedo perdonar que un león me haya mordido un brazo porque me di cuenta que era “su” jaula y que los leones hacen eso (por "su naturaleza"). Ya no lo odio, ni lo culpo, sino que comprendo que yo no lo sabía y él reaccionó de esa manera. Pero esto no implica que vuelva a meter la mano en la jaula, porque el León, sigue siendo un León.
Aprender a perdonar es aprender a comprender. Y comprender al otro hace que uno no se quede con esa angustia amarga del odio interno. Pero no hablo del otro que está ahí afuera, sino de la concepción del otro en mi cabeza.
Hasta aquí el perdón es reconciliarse con uno mismo, ya que en el transcurso de comprender al otro, porque le dolió a uno tanto, hay un proceso de transgredir el yo, para entender más allá de las paredes de nuestro propio mundo y ampliarlo.
Otra faceta es cuando el perdón pasa las barreras de uno mismo y se posa sobre el perdonado. Esto es cuando uno comprende al otro y este mismo también pasó por el proceso de auto-comprensión donde se da cuenta que ha cometido un acto que le generó dolor a otra persona y hay un arrepentimiento (como sí dice la iglesia). Es en ese momento, donde yo lo comprendo y él se comprende, donde el perdón puede llegar a exteriorizarse y generar un nuevo vínculo más enriquecido o simplemente modificado, diferente. Pero en tanto y en cuanto uno no ve ese cambio en el otro, no tiene por qué estar obligado a “perdonar” según cánones sociales, ni tampoco utilizarlo como arma para someter a alguien a que “cambie por mí”. De hecho perdonar en algunos casos puede ser comprender que uno no quiere seguir transitando un camino con esa persona.
Esto no implica que no hayamos perdonado a la persona, ni a sus actos, ni comprendido, pero podemos elegir no volver o seguir en esa relación.
También se utiliza mucho el “perdón” para recuperar relaciones y no ver lo que sucede realmente. En estos casos también es un “perdón vacío”, donde no hay entendimiento ni del otro ni de uno, sino la furiosa necesidad de continuar algo por otras necesidades personales.
El perdón no tiene que ser siempre un volver a rehacer una relación o vínculo, sino más bien una comprensión del otro y principalmente una herramienta para entender que le pasa a uno con ese dolor y en esa situación.
Perdonar es comprender, pero comprender/se, quizás, no siempre es tan fácil…
Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo Psicoanalista



1 comentario:

  1. Muy bueno. Me recuerda un articulo publicado hace dos o tres meses en El País sobre "El rencor". Básicamente hablaba de como desembarazarse de el (creo que eso es saludable personalmente), pero en lo que no estaba muy de acuerdo era en los metodos, y aludian al "perdon". Creo como tu que el perdon no es mas que la comprensión del otro. Otra cosa es que esa misma comprensión o conocimiento nos haga ver que NO queremos volver a establecer esa misma relacion.
    Un saludo

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