Tengo un amigo de la provincia de Shan-dong cuyo abuelo fue ampliamente reconocido como médico. En ese tiempo, a menudo iban ladrones a su aldea, y cuando la caravana de caballos de los ladrones pasaba por el pueblo en medio de la noche, todos los hogares cerraban sus puertas herméticamente y nadie se atrevía a hacer ningún ruido. Los ladrones siempre se llevaban todas las cosechas, e incluso se llevaban los caballos si veían alguno. Los marcaban con un hierro candente, y entonces los caballos les pertenecían a ellos para siempre. Un día, el jefe de los ladrones fue herido y mandaron a buscar al abuelo de mi amigo. Su abuelo impuso la condición de que el jefe debía prometer no volver a robar más la aldea. Entonces el médico curó al jefe. Después de eso, cada vez que su caravana pasaba por la zona, los ladrones no se encontraban más en el pueblo y en cambio hacían un desvío. En las raras ocasiones en que tenían que pasar por la aldea en medio de la noche, el jefe dejaba algunos granos delante de la puerta del abuelo. Nunca olvidó la enorme deuda que tenía con el médico por salvarle la vida.
En el pasado, cuando un paciente era curado de la enfermedad, sentía gratitud hacia el médico, como dice el refrán, “Cuando uno recibe un favor tan pequeño como una gota de agua, se debe pagar con un chorro de manantial”. Los pacientes siempre hacían lo que podían y realizaban visitas con regalos. Incluso los ladrones podían hacerlo, por no hablar del resto de la gente. Algunos pacientes eran muy pobres. Después de recuperarse, iban a la montaña a recoger los preciados hongos Houtou pyogo y los enviaban a sus médicos.
La sociedad moderna es totalmente diferente. Cuando visité los Estados Unidos, una vez viví en la casa de un médico local. Era un médico mayor con grandes habilidades. Podía hacer todo tipo de operaciones, desde cirugías difíciles de medicina interna hasta curar lesiones externas. Casi todas las personas de menos de 30 años de edad en la ciudad, fueron asistidas en el parto por él. Sin embargo, con el correr de los años, él tenía cada vez más dificultades para practicar la práctica de la medicina.
Les pedía a los pacientes que se realizaran todo tipo de exámenes, incluso en el caso de enfermedades evidentes. Guardaba todo el dinero que obtenía para su esposa y a nombre de sus hijos. La razón era que tenía miedo de ser demandado por sus pacientes, ya que uno de sus amigos, un excelente ginecólogo, fue demandado por sus pacientes nueve veces en un año. Por lo tanto, él era cauteloso y estaba nervioso.
En la sociedad moderna, la relación entre los pacientes y los médicos ha sido completamente transformada en una empresa comercial. Los pacientes compran medicamentos con su dinero. Si no están satisfechos, pueden demandar a sus médicos, utilizando todo tipo de razones. Los médicos, mientras tanto, les piden a sus pacientes todo tipo de exámenes con todo tipo de instrumentos. Con los resultados de los exámenes, prescriben una receta en papel como prueba y así están más protegidos. Esto da como resultado un fuerte aumento en gastos médicos para los pacientes, así como un aumento de las cuotas de los seguros médicos. Además los abogados sacan partido por esto. Todo el mundo teje artimañas unos contra otros y sus relaciones son cada vez más tensas. Como consecuencia de ello, se forma un círculo vicioso, y los gastos de atención médica se han convertido en una carga para toda la sociedad.
La tradición china cree que se trata de una relación predestinada la que une a un médico y a un paciente. No es un accidente la elección de un médico. Hay un antiguo dicho que dice: “Se tarda diez tiempos de vida de relaciones predestinadas para que dos personas puedan cruzar el río en el mismo barco”.
Incluso una cuestión tan simple como cruzar un río en el mismo barco es causada por una relación predestinada especial, por no hablar de grandes acontecimientos, como ver a un médico. En la historia de “Vidas anteriores y actuales”, escrita sobre la base de los registros de un psicólogo clínico, él dice que uno de sus pacientes recordó sus vidas pasadas y vio que su médico fue su maestro en una de sus vidas anteriores. Esto refleja la relación predestinada entre médicos y pacientes.
En realidad, la gente vive como consecuencia del karma (ye) acumulado y el pago de sus deudas kármicas. Sus relaciones se basan en un principio causal de recompensa y castigo. Entre los médicos y los pacientes es lo mismo. Cuando un médico cura a un paciente, ha consolidado su “de” (virtud), paga su karma y cierra su deuda anterior. Si un médico comete un error, como sacar el diente equivocado, cortar la pierna equivocada o exigir una suma escandalosa de dinero, entonces él crea una deuda de nuevo y tendrá que pagarla más tarde.
Hablando de los pacientes, sus penurias en sí son el pago de sus deudas kármicas. Su indisposición física, mental, su sufrimiento y los gastos de curación, son todos el resultado del pago de sus deudas kármicas. Sólo entonces se convierten en saludables y tienen una vida fácil. Si alguien sólo pide tratamiento de los médicos, y sin embargo no está dispuesto a pagar nada, su enfermedad será más difícil de curar.
No importa si son médicos o pacientes, deben ser responsables de su propio comportamientos. Todas las cosas que han hecho se registran una por una en función de su virtud (de) o su karma (ye), que les acompaña vida tras vida. Nuestros antepasados entendían esto, por lo que atesoraban la virtud (de), hacían el bien y devolvían la bondad que recibían de los demás. El comportamiento de la gente moderna ha creado gran cantidad de karma. Si ellos no son conscientes de las causas y los efectos y continúan así, atraerán peligros a sus vidas.
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