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El mundo ya no era tal cual se percibía, las "realidades" se caían a pedazos, los filósofos traían una realidad nueva o
una lectura sobre ella que siempre parecía cierta, pero la próxima, que la contradecía, también. Las certezas se
evaporaban, las verdades parecían chistes y la pasión por el (o los) mundo de las ideas me llevaba
por montañas rusas llenas de aventuras.
Uno de ellos fue el señor Descartes. No voy a exponer aquí todo su planteamiento
sino haré un resumen muy breve.
Básicamente él filósofo francés piensa en un momento que, dado que los sentidos nos engañan, puede que haya un
genio maligno. Nos cuenta que la vista no es de fiar, ya que muchas veces hay
espejismos, construcciones que hacemos que no están, etc. De hecho luego la Gestalt lo
afirmará más rotundamente. Después hará un recorrido por todos los sentidos e irá viendo que ninguno de ellos pueden revelarnos
la verdad ni fiarnos de los mismos. Incluso, dice, una suma da igual en un sueño que en la realidad. Y aun no haciéndolo se tomaría tan cierto el uno como
el otro. Entonces ¿Cómo podemos saber cuál es la realidad? Dios es todo poderoso y sabio, pero evidentemente hay un
genio malo que no nos permite ver correctamente las cosas.
Dicho planteamiento, lo podemos ver, en la versión moderna, en las películas de Matrix.
Así nuestro querido Descartes termina tirado en la cama, desnudo y psicotizado
entendiendo que todo puede ser mentira, que lo que siente no es, que lo que ve
tampoco y que no hay nada cierto en la vida. Efectivamente, está en la psicosis. Pero
llegó a una sola realidad. Que lo único que era efectivamente cierto, era que
dudaba, y si dudaba, pensaba, luego existía. Lamentablemente siempre se dice mal, no
es "Pienso luego existo", es muy poético pero estimo que ofensivo para nuestro
pensador. La frase es "Dudo, entonces pienso, luego existo"
Confieso que en aquellos años su salida fue muy decepcionante. Estaba
completamente de acuerdo con nuestro filósofo, todo lo que decía tenía la más absoluta lógica y sin embargo
encontró una salida a ese mundo terrible: Se dio cuenta, que un Dios todo poderoso,
no permitiría que ningún genio maligno le permita engañarse, ya que su propia existencia (por
aquello que duda y piensa) daba cuenta de que Dios lo había puesto allí y la existencia del
mismo. Que si bien los sentidos pueden ser imperfectos Dios siempre le indicaría la verdad.
Como podrán imaginarse, no fue la solución más alentadora en aquellos años. El señor Descartes se había salido de la cuestión religiosa y termina
todo su planteamiento como tantos otros... en Dios o el innatismo.
Pero hete aquí la cuestión. Daniel Paul Schreber, el caso de psicosis que analiza Freud, también sale de su psicosis,
en su caso, desde el delirio que será la mujer de Dios para repoblar el mundo.
Y uno, hoy en día, piensa nuevamente en Descartes y se da cuenta que en fondo, siempre tuvo
razón. Tanto con el genio
maligno que lo puede engañar como el Dios que da un orden al mundo.
Cuando a un sujeto le falla su imagen paterna o quien cumpla su función, se desestructura, el
mundo aparece como una amenaza, falta el sostén que permite ordenarlo. Desde que ese
sostén interno y simbólico de Descartes flaquea, la realidad también lo hace, ya que la misma es a partir de cómo
cada cual la significa. Entonces, si hay genio maligno, tiene razón, el mundo cae, porque
dicho genio, justamente, cumple la función del engaño. Ahora ¿Cómo sale? Desde el psicoanálisis lo comprendemos
claramente, pudiendo encontrar su "Dios" interno, ese que no engaña, en el cual se apoya y
le sirve de soporte para poder captar los significantes del mundo, de sí mismo y significarlos de
tal manera que tengan una coherencia.
En el caso de Daniel Paul Schreber, encuentra la “salida” a la paranoia
desde la posición pasiva y femenina frente a un padre hostigador y persecutorio pero que,
si se transforma en mujer, puede persuadirlo, seducirlo y reorganizar el mundo.
Dicho de otra manera, cuando su Dios se hace bueno, se puede reorganizar de tal
manera que sus significantes tengan alguna coherencia. Quizás podamos también entender la
importancia de los finales felices en los cuentos de hadas como nos dice Bruno
Betelheim.
Esto se ve en muchas demandas desde la psicosis donde se piden los
absolutos: la verdad, el amor completo, etc. Desde la obsesión en sus búsquedas de la
"perfección" y también en los sujetos que sin saber, se buscan en algún lugar de sí mismos, en
la psicosis. No porque tengan dicha estructura, pero digamos que hay una búsqueda de "parejas
que lo abarquen todo", "saberes que sean absolutos",
"aspectos de perfección", etc. De hecho, la ausencia de la falta, y
buscarla completándose del todo con otro (sujeto u objeto), es la vuelta a un estadio de simbiosis,
donde el sujeto sufre, porque no lo encuentra, porque lo puede perder y
finalmente porque no puede ni quiere aceptarse en falta.
De ahí se diferencia en la consulta quien va a intentar encontrar algo nuevo en su
vida o quien espera que "le den la solución", como si del otro se tratase la
solución perfecta a ese hueco gigante.
Al fin y al cabo, Descartes, desde la filosofía nos deja un aporte muy interesante: Y es
que cuando hay un padre, una castración, un límite, que permite al sujeto avanzar en
falta y afrontar la vida como mejor le sale, hay un mundo asumible, pero cuando
falta dicha figura que organiza, que lo separa de la mirada materna que lo
absolutiza al sujeto (como falo perfecto de la mamá), no hay un Dios, sino
un genio malo que lo puede engañar, que la realidad puede no ser, donde se busca el
absoluto imposible.... Y ahí es cuando aparece la psicosis.
"Una vez habían tres amigos cenando. Y aparece un policía en la esquina. El primero vio a alguien
que seguro era mal tipo y que lo podía lastimar, un agresor. El segundo vio a
alguien a quien podría derrocar, y el tercero vio a alguien a quien podía seducir"... la
pregunta es ¿Cuantos policías habían?"
Por todo esto, hoy en día, le podemos decir nuevamente: Monsieur Descartes, ¡enchanté!
Sergio Alonso Ramírez
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