- ¡Santa inocencia! – se suele decir en Argentina
cuando alguien hace algo sin darse cuenta de las consecuencias. Pero quizás entre
la inocencia y la publicidad que vende ideales perversos, no termine siendo tan
santa como parece.
Los hijos aparecen en general en los medios de comunicación
como algo celestial, divino, donde todos se miran con complicidad amorosa en
una imagen esfumada por los bordes que inspira un final feliz. Sin embargo, el único final que realmente tenemos
es la muerte. Nuestras vidas, siguiendo la analogía, se parecen más a episodios
consecutivos donde el final de uno anuncia el principio del otro. Y los hijos
no siempre significan lo que se relata tanto en medios como en el discurso
social.
El tercero en discordia, como anuncia el título, se refiere
al hijo que aparece en la discordia de la pareja. En muchos casos el hijo
no aparece para cubrir esa falta, ese agujero libidinal donde viene a recibir
todo eso que los padres ya no pueden depositar en otros lugares de sus vidas, sino
que aparecen en medio de una disputa. La pareja está en conflicto, y parece que
la última esperanza es que aparezca el hijo que venga a unirlos y reparar algo
que parece que sólo no puede sostenerse. Y aquí es donde hace su terrible
efecto la santa inocencia y los cambios de los tiempos. Antes un hijo aparecía
y el hombre tenía que (generalmente) quedarse, incluso por más que no quisiese,
y ese hijo, finalmente, es el que pagará el precio de ser una cadena de algo que
ya no está unido.
Pero la inocencia pasa por otro lugar. Los integrantes de la
pareja estiman que este tercero que aparece va a ser motivo de unión y lo que
no saben es que es exactamente lo contrario. Si el vínculo entre los dos estaba
deteriorado, imaginen ahora que hay un nuevo objeto que se lo rellena de amor,
de libido y así se hace un sujeto. Si antes los vínculos fallaban, con el hijo
tienen asegurada la derrota, ya que allí donde había poco, ahora el niño
necesita torrente de cuidados, cariños, atención y amor. Y donde si la mirada
era pobre con la pareja, ahora con el hijo pasa a ser nula.
Incluso en matrimonios que no pasan por una crisis, el hijo
aparece como una crisis. Es, efectivamente, un tercero que el sujeto ama, pero
que la pareja también, ergo puede aparecer la discordia. Más que unir, el hijo
separa ya que su naturaleza precoz demanda la total atención de sus padres.
Ahora él ya no la mira casí, está atento a su hijo/a. Ella ya casi ni le
pregunta por su trabajo, sino le cuenta como van las caquitas del niño o si ha
comido. De golpe aparece la escena donde ella ve, como en la tv, que él mira
con amor a su hijo, pero no a ella… (y viceversa).Y ahí donde había discordia,
aparece el tercero.
Es justamente luego del primer hijo que Freud dirá que
suelen haber divorcios ya que la madre tiene su falo. Pero podríamos agregar
que también aparecen las separaciones en aquellas relaciones donde la mirada
entre los integrantes de la misma estaba debilitada y ahora con la presencia del
hijo se termina de anular. Es decir, si el hombre no es lo suficientemente
fálico para ella, el hijo, por seguro, cubrirá su lugar rápidamente perdiendo
interés en su pareja. Pero “ellos” tampoco se salvan de esto, ya que les sucede otro
tanto de lo mismo. Y así, en ocasiones, el hijo aparece como una “distracción”
de lo que ya no se soportaba ver.
Y de esta manera aparecen los dramas. Con suerte una separación
sincera a partir de darse cuenta de que lo poco que había quedó barrido por la
nueva escena. Pero hay otras que se vuelven más oscuras y siniestras donde el
hijo se convierte en diana de celos y envidias, de reproches encubiertos de lo
que nunca le correspondió al niño, sino a la cobardía de sus progenitores.
Por eso, cuando hay discordia y aparece un hijo, no salva
ninguna relación, sino denuncia con su demanda de amor el poco que había entre
sus progenitores.
En definitiva, un hijo es un significante que cobra diferentes significados para quienes lo gestan.
Sergio Alonso Ramírez
Psicólogo Psicoanalista.
Y ese hijo cómo resulta?
ResponderEliminarExcelente Sergio! Una verdad tan real como poco dicha. Saludos!
ResponderEliminarEstudio psicología social, estamos viendo esþos temas,Y la verdad hace poco que te descubrí, y me encanta la manera de explicarlo todo, gracias
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