"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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26 de enero de 2017

Cuando los objetos cobran vida



Hoy hablaba con una paciente. Entre sonrisas y un poco avergonzada me dice que sigue a Marie Kondo. No era la primera vez que escuchaba algo de esta Japonesa que enseña como ordenar. Desde ya la lógica opera en este caso y no hay nadie mejor que una japonesa para saber de optimizar espacio y organizarlo (o al menos eso se suele decir). 
Sin embargo la vergüenza no pasaba por eso sino porque Marie Kondo y los japoneses, en la sabiduría que alberga su cultura milenaria, explica que cada cosa que tenemos en nuestra casa tiene vida, especialmente que tiene alma. 
Con lo cual, con una ternura respetuosa, al tener que tirar algo nos enseña a agradecer al objeto por los servicios prestados y despedirse. 
La paciente, también profesional de la salud mental, escondía su miedo a mi escepticismo detrás de su risa. Sin embargo le dije que la cultura Japonesa sabe también del psicoanálisis, y justo antes, en la conferencia sobre "El duelo y la pérdida afectiva", hablé de esto. Los humanos llenamos de líbido los objetos, sólo "son" porque nos significan. Dichosos aquellos que pueden llenar su vida de líbido, de vida, de objetos que les significan, de pequeños espíritus que nos rodean. Porque como decimos, el sujeto se encuentra en esos objetos, es decir "SE" reencuentra. Todo eso es la extensión de sí mismo, de sus elecciones y de sus significaciones. 
¿Por qué no? ¿Por qué no despedirse de aquello que nos acompañó y nos reflejo?
¿No sería acaso más triste no tener que despedirse de nada, de una vida llena de cosas vacías?
Recuerdo a mi madre que antes de mudarse, entre lágrimas, saludaba a la casa que nos vio crecer  y le agradecía por haber estado y habernos alojado. 

Los humanos tenemos esta proyección animista en eso que nos rodea. Les hablamos a las plantas, a los animales, a los objetos, a estatuas inclusive y aún más, a lo que no está, a los dioses. 

No toda idea fantasiosa necesariamente opera en una red delirante, a veces es una forma estructurante de la cultura. En este caso de saber respetarse y respetar. Algo que parece que en el capitalismo salvaje se pierde en el usar y tirar. 

No creo que haya vergüenza en creer lo que nos dice la Marie, sino orgullo de poder valorar lo que tenemos, incluso en su pérdida. 


Sergio Alonso Ramírez
Psicólogo Psicoanalista 

5 comentarios:

  1. Hola Sergio...me encantò leer de tu parte el valor que se le da a ciertos "objetos"...recuerdo siempre a mi mamà y mi suegra que me decìan a unìsono: "¡Còmo te gusta guardar cosas viejas!", porque yo atesoraba lo que ellas descartaban, y creo que es real que cada cosita que uno guarda, no por su valor monetario, pero sì por lo emocional, nos transporta a momentos que hemos vivido como gratificantes. Se me puede acusar de "acaparadora" serial, pero estoy segura que no cuadro dentro de esta patologìa. Mi amor por lo viejo seguirà siendo incondicional, cada "objeto-sujeto" que guardo es mi historia, mi pasado, lo que no deberìamos olvidar los humanos, ya que eso hace a nuestro ser de hoy, a lo que somos y gracias a eso, nos formamos. Lògicamente, sin que llegue a ser obsesivo y se vuelva "guardar por guardar". Es màs, todos los años, mi àrbol de Navidad, està rodeado de tarjetas de buenos augurios, que en algunos casos llegan a 50 años de antigûedad, cuando existìa la hermosa costumbre de lo epistolar, de escribir en un papel los buenos deseos para los otros, una costumbre que, lamentablemente, se ha perdido, ante los mensajes de texto, los tweets, el muy preciado whatsapp, que yo tambièn uso, ya que si no nos actualizamos, el mundo nos pasa por encima, pero te puedo asegurar que sigo escribiendo en papel, donde sea y con lo que sea, cuando una idea ataca mis todavìa inquietas neuronas, por suerte.Te mando un abrazo.

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  2. De acuerdo que los objetos significntes tienen vida en nosotros, pero aclarando que todo tiene su dimensión y medida.

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  3. De acuerdo que los objetos tienen vida para nosotros, la vida que le asignamos y nos evoca recuerdos. Pero con su medida, el apogo tampoco permite la circulación

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  4. Me encantó el escrito, hoy me deja el ejercicio de introspección, suelo tirar todo lo que pueda (claro, sin desperdiciar nada).
    Evito a toda costa, acumular. Siempre me queda una sensación de libertad al sacar de mi hogar cosas que para mí finalizaron su uso o desempeño. ¡Saludos!

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  5. Pienso que vale para ambos sentidos, tanto para tenerle cariño y gratitud a los objetos, como también tener capacidad de separarse de otros

    Saludos desde Caracas

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