El otro día iba por la carretera mirando un águila volar. Y me imaginaba que un niño la veía y preguntaba qué era eso. Un cazador le diría que es una presa, un ecologista que es un ser vivo respetable, alguien de ciudad una cosa y alguien de campo otra. Aún más, si el niño estuviese en Japón, quizás le explicarían que es un espíritu del bosque con ciertas facultades, pero un biólogo le contaría otra cosa. El niño se daría vuelta y preguntaría cual es la verdad. Y la respuesta sería "Todas y ninguna". Todos los humanos necesitamos sujetarnos a alguna verdad, algo que nos organice, que nos de un basamento sobre la realidad. E incluso el intelectual tiene su verdad y es que no hay verdad, sino verdades. Sin embargo esto, también es una contradicción pero a la vez una verdad. Por eso algunos eligen que su verdad es aceptar que no hay una verdad, y así también son sostenidos por la misma.
Sergio Alonso Ramírez
Psicólogo Psicoanalista
Hola Sergio, qué tal. Leyéndote me surgió una duda sobre los últimos, los escépticos, a qué verdad se aferran si ante cualquier tipo de manifestación tratan de convencerse de que no hay verdad? Es decir, de qué componen su mundo, cómo le dan sentido a la realidad? Cómo es que aceptar el hecho de que no hay una verdad los sostiene?
ResponderEliminarSaludos, muy bueno el texto.