El sujeto, cuando esta pidiendo algo al otro, siempre esta en una posición de inferioridad en tanto no tiene aquello que anhela. Los motivos de dicho reclamo pueden ser diferentes pero la posición será siempre de cierta inferioridad frente al Amo al que se le pide que le dé eso que quiere. Si bien el sentimiento del que reclama es de que "tiene derecho" es un deseo pero no una realidad, porque en dicho caso no haría el reclamo, sino ejercería el derecho. Las personas tienen a confundir lo que pretenden de lo que tienen, ergo cuando están ejerciendo el reclamo creen ser poseedores del derecho, pero el reclamo en sí detenta que no lo tienen. Así el niño reclama el juguete, la comida, la golosina, no ir a dormir, etc, y llora y se queja. Él siente, como el adulto, que lo quiere y merece. Pero no siempre la cultura que nos rodea nos dirá que eso que pretendemos o sentimos será así. Quizás cambie con el tiempo, pero de momento no.
Sin embargo esta frase "En el reclamo al Otro una reivindica su propio lugar de inferioridad" dice algo más que lo evidente. Dice que el sujeto que se la pasa reclamando y reclamando como una repetición, no lo hace por lo que siente que no tiene solamente, sino de la necesidad de que haya un Otro, un Amo que le recuerde que es inferior, que no puede, que es un niño, que el falo (poder) lo tiene el Otro. Y así el sujeto se afana buscando causas para reclamar una y otra vez, quejándose de todo, del mundo, sistema, gobiernos, países, continentes, jefes, etc. Y en dicha queja se recuerda que es inferior (pero con orgullo) y que es mucho mejor que esos señores/as malos que le joden la vida. Que es, efectivamente, una pobre víctima del sistema sin ningún tipo de autonomía, posibilidad y recurso. Entonces el Amo es una hijo de puta, una mala persona, un ser vil, perverso y cruel (o incluso no tanto) pero que lo tiene sometido a esta vida. Ahora ser inferior es una causa, un motivo de orgullo, de unión y de reclamo. El narcisismo que no se puede depositar en el logro de los propios deseos y objetivos se pone en el reclamo en sí y la crítica superyoica que puede caer sobre el sujeto ahora cae sobre el Amo. "Es que mis padres, el país, el gobierno, el embarazo, mi situación, este continente, Estados Unidos, ,China, el capitalismo, el comunismo, el socialismo... etc, son el culpable de mi desgracia de la cual no tengo salida ni responsabilidad". Ahora ser inferior (pero siempre orgulloso, aunque siempre apaleado) es lo bueno, y quien se logra, obviamente, es un "mierda". Entonces el sujeto incluso va a construir todo un mundo psíquico para seguir siendo el pobre niño que los padres no le dan nada, estará sumamente cabreado, enojado y encontrara miles, millones de personas en su situación. Y para recordarse que están en dicha posición de inferioridad tendrán que reclamar al Otro porque ellos son "buenos y víctimas" y no son el "Otro".
Y uno se preguntará... Pero todo reclamo será una posición psíquica. Evidentemente no, sino la persona que no puede parar de buscar causas para reclamar, quejarse, poner sus demonios, como siempre lo hemos hecho en la historia del mundo, en el otro y castigarlo, matarlo, anularlo y de paso satisfacer nuestra pulsión de muerte (que, graciosamente, creemos que no tenemos porque es por "justos" que queremos que le otro reviente).
El reclamo por su constitución nos recuerda nuestra posición de inferioridad frente al otro. Pero también nos recuerda que queremos algo que el otro creemos que nos tiene que dar. A veces es un simple signo de la posición infantil donde se pelean con papá y mamá toda la vida para seguir siendo ese infante. Pero otras no tanto. En otros casos son cuestiones dolorosas y melancólicas. Pensaba en el reclamos de las madres de plaza de mayo que sus hijos desaparecen y necesitan cerrar algo, pero a la vez en su reclamo están con su hijo de forma melancólica. Porque lo han perdido de forma física, pero en el reclamo de alguna manera recuperan algo de ellos. En este caso justamente el mismo hecho del reclamo no representa una posición infantil, sino una maternal y un luto que no se cierra pero que tampoco muere nadie.
Aún así estamos en la época de la grandes pretensiones de uno mismo y grandes reclamos a los demás. Con lo cual es una contradicción porque a más le pedimos lo propio al otro, menos no los pedimos a nosotros. Y no me refiero a algo en particular, sino a los logros que tienen que depender de nosotros mismos y no tanto del otro.
¿Será que creamos movimientos donde le pedimos algo al Otro para no preguntarnos qué nos pasa con ese Otro?
Le reclamo al Otro que tiene el poder de darme lo que yo no tengo
Sergio Alonso Ramírez
Psicólogo Psicoanalista
Genial artículo que ayuda a esclarecer muchas cosas que, pareciendo del ámbito político,són más del ámbito personal (y sintomático). Más artículos como éste hacen falta y menos elucubraciones hiperteóricas, en el psicoanálisis. Muchas gracias !!
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