"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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2 de agosto de 2007

Fantasmas

Todos, absolutamente todos, tenemos una historia. Como siempre digo, la misma, la acarreamos allí por donde vamos. A veces mediante diferentes terapias o actos terapéuticos podemos re-escribir la historia. Y otras no tanto.
Como si fuéramos una casa embrujada, hay momentos donde empezamos a sentir ruidos, golpes y olores extraños en nuestra vida. Estos se pueden llamar síntomas. Mientras no son muy molestos o no nos perturban estamos en condiciones de ignorarlos y suponer que se deben a fantasías nuestras. Pero al igual que dicen los ocultistas “después de un trabajo fuerte en la casa, mudanza o mucho alboroto en la misma puede que se despierten los fantasmas y hagan más ruido que nunca”.
En nuestras vidas sucede lo mismo. Por más que intentemos mantener todo en su lugar, la vida cambia y con ella sus escenarios. Y en algunos momentos, pueden movilizarnos mucho y despertar los “espíritus” de nuestra psique. Estos hacen mucho ruido, y con temor, por desconocerlos y no saber de dónde provienen esos molestos movimientos involuntarios, finalmente acudimos buscando ayuda.
En la terapia muchas veces tenemos que explorar la casa, conocer su historia e ir dándole un "lugar" a cada uno de esos síntomas. Inclusive puede que en la exploración descubramos otros fantasmas que estaban agazapados esperando su turno.
Pero también es cierto que los pacientes, a veces, se angustian mucho cuando, aún habiéndolos descubierto, ven que se empeñan en seguir haciendo acto de presencia.
Quizás, para ser breve, y más explícito, rememoraré relativamente, palabras de una conocida vidente española, Paloma Navarrete, con respecto a los fantasmas. En un principio ella vibra en otra frecuencia y tiene la habilidad no sólo de verlos, sino hablarles y esas cosas:
” ¿Qué haces cuando encuentras un fantasma?”
“A veces, explicándole la situación, el fantasma, al darse cuenta de su realidad, termina yéndose por sí mismo, porque ya entiende su situación. En general ellos ni saben que son fantasmas.
Otras veces voy a casas que tienen un fantasma. La familia está aterrorizada por que se mueven las cosas o se escuchan pasos. Finalmente hablo con el fantasma, me explica que está allí por cosas pendientes y le explico que ya ha muerto. También a la familia le comento los motivos por los cuales allí se encuentra. Y la solución pasa simplemente porque tanto el fantasma como la familia, pierden el miedo. Se conocen y conviven sanamente”
Independientemente de las creencias en el ocultismo o no, lo interesante es que a veces ciertas cuestiones o conductas que no nos gustan de nosotros mismos nos molestan porque no las entendemos ni las aceptamos. Algunos rasgos del sujeto, no son graves, simplemente hay que aprender a conocerlos y saber porque están ahí.
Hay gente que tiene más o menos tendencia a tener un amor "loco" o "enajenado". Una vez que sabemos que es una proyección de un deseo fuerte de conectarnos con alguien y que puede deberse en general a habernos sentidos solos un periodo y que dura muy poco tiempo, aprendemos a vivirlo en toda su intensidad:
¿Qué más da si es neurótico, loco, enajenado o no?
¿Qué importa si va a durar un mes, una semana, o unas horas?
Inclusive hay gente que se da cuenta que está “enamorada locamente” con una persona y que así de fácil apareció, así de fácil se irá. Sin embargo aprenden a disfrutarlo como un buen postre, o un buen libro. Son maravillosos, nos encantan, nos hacen soñar y vivir momentos increíbles y cuando se acaban nos da un poco de decepción. Pero la diferencia, es que antes pensaban que era algo crónico, que les pasaba algo “malo”. Se negaban rotundamente a pensar que se terminó. Algunas cosas son así, duran poco, y son fantásticas y pasionales. ¡Claro que  nos gustaría que durara toda la vida! Pero esto, justamente, dura lo que dura. Hay cosas en la vida que son geniales y duran poco, ¿y qué?
A veces nos ponemos un poco paranoicos y proyectamos nuestros miedos o traumas en situaciones. Suponemos que “no somos tan buenos” o que “no nos querrá nadie”.
Cuando nos tratamos y aprendemos de dónde vienen esas proyecciones fantasmagóricas de nuestro pasado, algo cambia. Ya sabemos que no es la única "realidad", es un fantasma, nada más. Y por ende podemos abrazarlo y decirle “vale, seguro que soy más malo que Hittler y que ahora me está por venir a buscar todo el ejército de los Estados Unidos para salvar a Europa de mi”, reírnos un poco de nuestro fantasma. Saber que es él. Y entender que estamos pasando un momento “neura”. No rechazarlo y entrar en la vorágine de “¿Y por qué pienso estas cosas?”. Porque esa es otra espiral neurótica. En algún momento aparecerá el motivo o no. Pero NO TENEMOS QUE SER PERFECTOS.
Hay que aprender a no buscar seres perfectos allí fuera, y tampoco aquí dentro. Admitirnos con fallos y errores . Nadie se desmayará ni se pegará un tiro por ello (que uno no sea perfecto).
He conocido gente que es sumamente dura consigo misma. Mismo en terapia no quieren solucionar temas y conocerse. Quieren ser perfectos. Suponen que hasta que no lo son no terminará la terapia. Cuando en realidad, termina cuando aprendemos a vivir bien con todo lo que somos.
Una cosa es querer estar mejor, intentar, aprender, probar, fallar y lograr. Y otra es cuando tenemos en la cabeza esa especie de codicia eterna sobre uno mismo, donde no nos permitimos un fallo y nos castigamos constantemente.
Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo Psicoanalista



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