Arte: Eric Almås web: http://www.erikalmas.com/ |
Muchas almas nacen en las
tonalidades de los grises. Es como una franja que dependiendo del destino de
cada uno se moverá hacia un lado u otro. Otros desafortunadamente nacen y
transitan sus vidas en la franja de los “oscuros”, los que van hacia el total vacío,
negro, denso y donde no llega la luz. Y unos pocos nacen en la franja más
luminosa, donde los grises son simplemente blancos un poco opacados.
Sin embargo hay almas
particulares, las que se las define como “travers”. Son aquellas que pueden ir “a
través de”. Ellas no lo han elegido, al menos conscientemente, pero el destino
las ha obligado a caer en la más profunda negrura y gracias a eso poder también
conocer la más blanca de la luces. Los “travers” en principio son un alma cualquiera,
no han venido con un don particular. Lo que las hace especiales es la capacidad
de haber caído en las oscuras tinieblas y al conocer lo oscuro, subir con
fuerza hacia su gris natal y pasarse y conocer la luz más brillante. Los “travers”
parecen exitosos, luchadores, pero en el fondo ellos saben que hay lugares
oscuros y trabajan vehementemente para no caer más en él. Mientras los que sólo
conocen los grises luchan por estar en un gris un poco más claro, los “travers”
intentan vivir con la mayor luz posible, pero porque han saboreado la negrura.
Y todo esto los dota de
algo en particular, algo diferente. Ellos pueden escuchar, pueden oír y pueden
ver cada situación del resto de colores. Por supuesto que se diferencian de los
otros que han nacido en la negrura o en la luz total. Porque aquellos que no
han caído o que no han podido elevarse suponen que el mundo sólo tiene esas
tonalidades. Sin embargo los “travers” no. Ellos con una mirada particular, con
un escutriño en su mirada pueden ver más allá de las fantasías que las almas de
cada franja tienen. Ellos que parecen tan taciturnos y meditabundos saben que
estarán allá para cuando alguien se pierda en alguno de las tonalidades. Tampoco
conocen absolutamente todo lo que sucede en cada tonalidad, pero saben que
existe y que alguien puede estar viviendo algo de ella.
Pero lo tragicómico de
todo esto, es que los demás los ven como alguien que tiene algo especial, y en
realidad no tienen nada más que haber sobrevivido a las tonalidades de las
diferentes franjas. Aquello que para los demás es un don de los “travers”, no
es más que la experiencia de haber conocido las maravillas de la luz y los
horrores de la oscuridad.
Sergio Alonso Ramírez
Psicólogo Psicoanalista.
Me encanta. Que bella descripción. Gracias.
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