"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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21 de junio de 2015

Los que niegan su habilidad.



Hace poco hablaba en un post sobre el Delirio, narcisismo y negación y como estos tres factores se ponían en juego en pos de que un aparato psíquico pueda seguir descargando a pesar de negar la realidad y crear así una idea delirante que lucha contra el mundo.
Pero también existe el caso contrario, cuando el sujeto siente que el mundo niega su habilidad. Esto aparece en general como una especie de incertidumbre escéptica sobre sí mismo, donde  puede llegar a sentir que lo que puede hacer se le aparece como una ilusión y no una posibilidad.
Pero este tema tiene muchos matices, tantos como personas. Sin embargo podemos hablar de cuestiones que suelen darse en la cultura.

Tenemos por un lado la gente que cuenta con habilidades o dones y los niegan. No quieren saber nada de ponerlos en juego, de plasmar en la realidad aquello que los situaría en un lugar particular. Pero ahí suele estar el meollo del asunto porque justamente, el ponerse en juego implica muchas cuestiones. La primera es tomar posesión de poderes. Es decir ocupar un lugar con respecto a si mismo y a los que lo rodean. Y no siempre esto es un pasaje fácil. De hecho parece ser que en la sociedad actual se hace cada vez más difícil donde al sujeto se lo infantiliza y por otro lado la realidad tampoco es un campo fértil y tentador para que el mismo se sienta que tiene grandes horizontes. Estas dos simples razones se amigan para enemistarse con un sujeto que necesita cambiar de niño a hombre o mujer. En “Los que fracasan al triunfar” – Freud - ya nos cuenta el conflicto que surge en el sujeto al tener que superar o desbancar a los padres al ocupar un lugar similar. Es sencillamente que al ocupar el mismo lugar, los Tótems poderosos que eran, caen, ahora son humanos, con problemas, faltas y conflictos como todos. Es bajarlos y a la vez perder el Tótem que sostiene, que se ama, se odia, se desea y se teme, todo a la vez.
Como dice una diva Argentina – Moria Casán: “El talento no sirve para nada. Los talentosos se piensan que como la tienen grande no tienen que hacer nada. Cuantos he visto que no se comprometen, no cumplen, no hacen nada porque tienen talento. Pero están los que se esfuerzan, tienen tenacidad, todos los días van a trabajar y luchar por lo que quieren y se construyen. Eso es un talento

Por otro lado el poner en juego una habilidad implica también la castración, es decir abandonar el lugar infantil frente a los padres, asumirse adulto, con faltas, con esa patada al narcisismo y “tirar para adelante con lo que hay como mejor se pueda”. Esta frase, que tan sencilla parece, es algo muy difícil para los sujetos. El hacer tiene en sí implicancias: Que si uno hace es porque no lo tiene, es decir que lo necesita y si lo necesita, le falta. Muchas personas se quedan en un limbo del acto para poder sostener sus fantasías narcisistas de sí mismos. Por supuesto que en general aparece la versión garrapata donde chupan sus fuentes vitales, tanto físicas, como psíquicas, de quienes lo sostienen (los padres o sustitutos). Aunque ese es el extremo, están también lo que hacen lo justito para no ponerse en juego, pero luego se quejan del “otro”. Pensemos que el sujeto construye una imagen satisfactoria de sí mismo, tiene su “orgullo” (que en realidad es pedantería) a través de los otros, los que lo mantienen. Se escucha en jóvenes que hablan con un orgullo (cómico) sobre las cosas, cuando ellos, por sí mismos, no han hecho nada, más que estar cual niños colgados de la teta de mamá. Ahora en estos casos puede tener habilidades, pero justamente no las desarrollarán en tanto no puedan abandonar ese lugar tan hedónico y pasar al otro, al de la falta. Porque donde hay negación de la misma hay parálisis, y donde hay reconocimiento de la falta, hay agujero y allí se construyen puentes. Aquí es donde miles y miles suponen que “les tienen que ayudar porque lo necesitan”… pero nunca de “trabajar y ser responsables para cuando lo necesiten”. Es el sujeto que está muy tranquilo de las garantías y cuando le faltan hace una regresión hacia la vulnerabilidad para que lo reaseguren. Pero… ¿Qué pasa cuando otros necesiten que ellos sean garantes?... Ahora podremos entender a nivel más profundo de donde vienen grandes depresiones, ataques de ansiedad y pánico. Un suceso no es el que lo produce, sino el que denuncia todo un sistema. En definitiva… es quedarse “paralizado”. Aunque esto no significa que sea sólo este motivo.  

Ahora, la pregunta que nos convoca es ¿Sólo se trata entonces de un sujeto perezoso e infantil? Por lo que he escuchado y escucho, no. Se trata de sujetos, o con la teta en la boca para que no crezcan, o que les ha faltado esas imágenes que le han permitido castrarse, separarse y crecer. En muchos casos les ha faltado ese “otro” que los ame, para que ellos puedan amar al mundo y amarse en el mundo. En muchos casos han recibido odios, agresiones, rechazos en múltiples formas y se han construido como eso: Un resto. En otras el sujeto queda preso de la boca devoradora de la madre, con una ausencia de la función paterna (que no signifique que no esté el padre o suplente), y se regocijan en ese lugar infantil, donde todo es provisto pero corren el riesgo de ser devorados todo el tiempo. Se quedan como objetos del otro. En algunos casos su salida, es como en el otro escrito que cité anteriormente, salir al mundo, para liberarse de esa boca devoradora y adoradora, esperando que el mundo los vea igual, sin poder siquiera saber que se trata de algo que no tuvieron, la castración, la separación para constituirse desde otro lugar.

Y todas estas cosas son inconscientes para el sujeto. Pero no por un ocultismo secreto, sino como la Carta Robada que habla Lacán, porque es tan obvio que el sujeto lo ve como normal y por ende ni lo ve.
El otro día me decía una paciente que la madre le dijo “O tu pareja o yo”. Así de fácil la madre se posicionaba en lugar de la pareja atrapando a la chica en su mirada particular, anulándola como sujeto para retenerla como objeto de satisfacción propia.
Los dones pueden ser una bendición cuando se les da curso y cuando no, una maldición.
Cuando no se ponen en juego se vuelven en contra, como molestias, frustraciones, sensaciones contradictorias, fantasías o anhelos imposibles.
Otras veces el sujeto está tan afanado en gozar de sus síntomas que pretende y demanda a los otros poder desarrollar los dones sin abandonar sus síntomas. Sin embargo, los más humildes en este aspecto, pueden renunciar para ganar mucho más. Pero no es tarea fácil tampoco.
Podemos decir, que como siempre, lo que está de fondo, es el narcisismo (primario, infantil) que demanda ser amado por su existencia y no por sus actos que cubren las faltas de la misma.
Me gustaría contar dos charlas para poder poner en la vida cotidiana todo esto:

Una chica que quiere ser actriz: “Soy actriz, pero cuesta mucho conseguir trabajo, uno va y va y no pasa nada…
Yo: “Pero aparte de buscar en castings ¿has hecho tus producciones con compañeros en tu situación, mini obras, escenas, colgarlas en YouTube, darte a conocer, generar un curriculum, mostrar aquello que sí puedes?
Ella: “Bueno… (Un poco dubitativa) Ahora estamos por empezar a hacerlo, vamos a comenzar con algo” (31 años)

Segunda escena:
Este es un actor conocido, más bien de teatro pero con varias incursiones en televisión.
Yo: “Dime… Siempre vienes de una obra, o película, de diferentes papeles y eso ¿Cómo haces para trabajar tanto?
Él: “Mira… yo gracias a Dios trabajo mucho. Pero no es fácil. Más allá de los 10 actores súper conocidos, tienes que moverte mucho, estar atento, tirar de cabos, saber moverte, hacer obras que a veces no te pagan mucho pero te sirven para que te vean, en fin… currártelo (trabajártelo) mucho. A mi casa no me van a venir a tocar la puerta”.

Aquí podemos ver como uno espera ser elegido, y el otro provoca el ser elegido. Dos posiciones contrarias.
Pero también, y finalizando, aclaramos que por un lado está la cuestión narcisista que colabora a preservar la propia imagen, pero principalmente están las escenas de la historia del sujeto que le han podido dar las herramientas para identificarse y poder renunciar a esos aspectos primarios en pos de conseguirlos pero a través de sus logros y no de sus ausencias. Y justamente, los discursos que circulan en muchos hogares, son los de las madres, pero sin estar mediados por la función paterna. Es decir “Pobrecito mi niño/a que ya es divino por como es, no quiero que le pase nada”. Ahí, cuando falta la otra parte, la que permite y avala para que el sujeto se vaya, que sí le pasen cosas, que arriesgue porque tiene la garantía de un “otro” interiorizado que avala, es cuando puede avanzar. En otros es (siniestramente) lo contrario: “El otro sirve y tú no, por eso te quedarás para mí”.  
¿Y cuándo faltó qué se hace? Se construye vía transferencial en un análisis. En otros tiene la enorme suerte de encontrar mentores de verdad que les den un camino para poder estructurarse (la cuestión es que quien no tuvo encuadre y ley, tampoco estará dispuesto a aceptarla, ni el mentor de aguantar).

Y así es como las habilidades se pueden sepultar, no por capricho, sino por no saber/poder salirse de un lugar particular.
Sin embargo hay otro tema que es motivo de un desarrollo aparte. Cuando lo nuevo, lo diferente, lo creativo es rechazado por el entorno cultural en el que se vive. Como si el nuevo significante, por poner en riesgo la organización previa, fuera rechazado. Sin embargo esto tiene que ver con la negación, desde el exterior, de aquello que se trae nuevo y es tratado aquí:

En el fondo, la cuestión no es sólo encontrar el deseo, sino poder sostenerlo.

Sergio Alonso Ramírez

Psicólogo Psicoanalista   

4 comentarios:

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