El problema con técnicas que se manejan en el plano imaginario, es decir, lo que suponemos como realidad, es que se olvidan del gran detalle que el inconsciente siempre se cuela y dejará al descubierto sus deseos. Una de sus formas es el fallido, algo vinculado a la negación, que hace que un sujeto produzca un acto en los diferentes ámbitos sin que se percate de ello. El que no se percate es justamente lo que lo hace inconsciente y a la vez que se produzca un fallido.
Hace un tiempo fui a una tienda a adquirir un producto y me atendió un hombre joven que rondaría los 26 años. Su aspecto era más bien de quien ha sido muy tímido, un poco encorvado y que parecía más ocultarse que mostrarse. Como quien está ahí fuera pero en realidad no le gusta. Aparentaba no estar en comunión su cuerpo con su edad. Me atendió y, muy amablemente, me explicó sobre el producto, resolvió mis dudas y las que no sabía las averiguó. Cosa que difería en mucho de otros que muestran una confianza narcisista pero que luego nada saben. En un momento le pregunto sobre un brazalete que tenía puesto y me comenta que lleva el control (al mejor estilo cognitivo) transmitido al móvil, de todas sus actividades, del sueño, de la hora que se levanta, el deporte que hace, cuanto camina, etc, etc. Evidentemente estaba tratando de atrapar algo mediante la tecnología. Parecía que hacía un esfuerzo por mejorar su aspecto físico en pos de ubicarse mejor en el entorno que viviese. Sin embargo, esa timidez, ese alejarse de los demás, ese aspecto que no hablaba de acercamiento sino de alejamiento se hizo presente en un fallido. A pesar de todo lo que hacia y controlaba, se había olvidado de un detalle muy llamativo para quien esta tan atento a su cuerpo y actividades: Tenía una halitosis importante.
El podía decirse que hacía todo en pos de estar mejor para el otro, pero de aquello que no se daba cuenta, era justamente lo que denunciaba lo contrario. Algo que, de una u otra manera, se podía sopesar con un chicle, caramelos, alimentación, productos, etc. Pero justamente de eso, no "se daba cuenta"...
Sergio Alonso Ramírez
Psicólogo Psicoanalista
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